miércoles, 28 de noviembre de 2012

Constante del picado


Un mes sin escalar es mucho tiempo, se lo debo a una lesión del isquio izquierdo. No es un músculo principal para escalar, para mí se ha convertido en imprescindible para recuperar. Ello me lleva a relacionarlo con uno de los temas más controvertidos y polémicos en el desarrollo de la escalada deportiva, los llamados “tallados” o “picaos” (coloquial de picados), es como mi isquio, escalo con él y sólo cuando me lesiono me doy cuenta de su importancia.

Os explico a los profanos, con el permiso de los demás, es el término con el que identificamos a los agarres o “cantos” de las vías que han sido modificados por el equipador de la misma, bien tallándolos donde no los había, haciendo nuevos agarres, bien agrandándolos o modificando su forma. Hay escaladores que también lo denominan a aquéllos que se liman para que no pinchen o hagan daño los cantos, incluso a reforzar algunos que pueden romperse al ser usados.

Este tema nos va a llevar varios posts. Primero quiero especificar que mis análisis no van a tocar el tema ético que subyace. Os lo explico: hay una corriente general de opinión, que no se corresponde luego con la práctica en las escuelas, de que hay que dejar la roca tal cual está y sólo equipar la vía colocando los seguros para hacerla escalable. La pared por sí sola tiene una dificultad y si no eres capaz de encadenarla, pues se deja para las generaciones futuras que lo hagan. Como si alguna vez una generación pensara en la siguiente, digo yo.

La realidad es que la mayoría de las vías de dificultad están retocadas de alguna manera. Las demás también. Aquí es donde yo encuentro el punto de inflexión. Recuerdo mi primer 7b hace muchos años, se llama "Al sur de la luna" y está en Valdehuesa, una vía fantástica con dos o tres picados de bidedos, no recuerdo bien, en la entrada en una placa y luego un rutón por esa caliza gris de León. Sin los picados la vía sería un 7c de bloque más una vía de 7a la parte siguiente, no la haría nadie y la inversión realizada por el equipador se acercaría a un gasto inútil. Ahora es una de las vías más repetidas por todo tipo de escaladores (que tienen las opiniones que arriba he comentado). Mi respeto primero al que la equipó, hará más de 20 años, que decidió hacer los agujeros, la vía es lo que se denomina por el colectivo como “comercial”, en su grado es bonita, movimientos no muy lesivos y de belleza y justa en su grado. La niña bonita.

Si tenemos en cuenta lo que cuesta equipar puedo ponerme en la intención de la mayoría de los equipadores. Quieren que sus vías sean escaladas por el mayor número de escaladores posible. Les gusta que sean referencias, que gusten, que las pruebe gente, ellos encadenarlas los primeros seguro, después mucha gente. Haremos próximamente un análisis estadístico para obtener el dato, calculando la desviación típica, sé que no todos los equipadores son iguales, aunque creo que me acerco con esta descripción.

Así que hay una relación directa entre la inversión necesaria para equipar con el grado objetivo de la vía, llamémosle grado medio de la misma, y el número de repeticiones en el tiempo por escaladores, pongamos que lo medimos en meses, normalmente un período inicial de seis meses para asentar el grado y de doce después para repeticiones. Ahí obtendremos una función que voy a denominar “Constante del picado”, que mide la rentabilidad de la vía:

∫_(Tiempo medido en meses)^(Número de repeticiones)▒〖Constante del picado〗≥número de picados


Los escaladores decimos que hay que seguir la ética de no retocar o picar pero a la hora de la verdad las escalamos y nos las ponemos como objetivo. Priorizamos la rentabilidad sobre la ética.

(seguirá seguro….)

viernes, 16 de noviembre de 2012

El dilema del prisionero del escalador deportivo


La escalada deportiva es un deporte esencialmente individual, cada uno contra sus límites y la dificultad de las vías, en cuanto a su práctica. Todo lo demás lo convierte en un hecho colectivo, escaladores, equipadores, competiciones, rankings aquí o allí, 8a.nus, blogs, foros, revistas... Todo ello me lleva a reflexionar sobre uno de los hechos que están pasando cada vez con más frecuencia al tener más relevancia lo que hacemos.

Me refiero a la defensa de nuestra actividad como colectivo, sumando para hacernos valer, oír y respetar ante administraciones públicas o privadas, propietarios de terrenos donde hay escuelas en las que escalamos, parques naturales que recorremos para llegar a las paredes, o ayuntamientos de municipios donde pernoctamos con nuestras furgonetas y caravanas.

Observo con interés los distintos comentarios y opiniones en blogs y foros de escaladores que critican a aquéllos que intentan defender las zonas de escalada, las zonas de dormir y los permisos para seguir equipando, además de críticas personales o comentarios despectivos. Todo ello hace que no presentemos una imagen de unidad y de fortaleza para esta defensa. 

Resultado, que hay prohibiciones no razonadas, se nos multa por dormir en sitios habitualmente permitidos, no se financia el equipamiento, y algunas más que a todos se nos ocurren.

Acudamos a un principio económico de la Teoría de los juegos que es “el dilema del prisionero”, en él se explica que aunque tengamos motivaciones distintas, incluso pensemos distinto, es más inteligente cooperar con los demás para un resultado mejor y más rentable para los participantes. El punto de equilibrio no es el mejor para cada uno tomado individualmente, sí para todos. Nos toca ya asociarnos, unir nuestra fuerza de opinión para avanzar a un próximo futuro, cada vez mas regulado, que cuente con nosotros. Los escaladores nos encontramos ante este dilema, lo que nos une nos debe llevar a cooperar en el conjunto, aun cuando individualmente no sea nuestra mejor opción la que se lleve a cabo.

Me he hecho socio de la Asociación de Escalada de la Zona Centro, han iniciado un trabajo complicado, es un principio para defender nuestros intereses en las zonas de escalada que con paciencia, tiempo y dinero se han creado en el centro de la península. Hablemos, opinemos, critiquemos, juntos para avanzar.

jueves, 8 de noviembre de 2012

¿Cuánto cuesta equipar? ¿Es rentable?


Los días de lluvia van a acabar por curar alguna de mis lesiones, terapia de reposo, además de permitirme charlar con alguno de los más constantes equipadores que transitan nuestras escuelas. 

Compartía café con cuatro de ellos, que habrán equipado más de doscientas vías de nivel en el último año, comparando las cifras de mi post anterior sobre cuánto cuesta un sueño.

Estuvimos de acuerdo que los números exactos de cuánto cuesta cada material varía en función de cuándo se compre, la calidad y la cantidad. También hay diferencias en la forma de equipar, si hay que sikar mucho, o limpiar, o hacer otro tipo de arreglos a la vía. Todos discutibles, otro día tratamos estos temas de discusión en su variante económica.

Hoy empiezo una sección fija que se va a llamar “Conceptos de Economía”.

Discutimos sobre cuánto cuesta equipar una vía. No estaban de acuerdo conmigo en que Carne de Birlocha costara 2.000 €, pero sí que hay que hacer una inversión inicial de ese dinero para tener el material para equipar. A partir de ahí llegamos a un consenso de que cada vía lleva a costar unos 150 euros, entre material y combustible.


Analicemos lo que ha costado a estos “equipadores” su primer sector.
Pongamos, para hacer más fácil el ejemplo, que equipo un sector Iniciación, al ser mi primer sector equipado con un total de seis vías, hago la inversión inicial y en un par de semanas consigo equipar la sexta. Si trasladamos todo esto a una gráfica, inversión inicial y lo que cuesta cada vía nueva, que lo he llamado “coste de equipar” llegaremos al punto que el total de la inversión han sido 2.700 euros, en el gráfico es la Fila “coste total”, que va sumando cada vía. El promedio de cada vía es de 450 euros. El coste marginal de equipar una nueva vía es cada vez menor, si bien el coste total es cada vez mayor. Cuantas más vías equipo menos es el coste marginal, al dividir el total entre lo que me he gastado, siendo cada vez más lo que gasto.

Así funcionan las empresas, producir va costando menos cuantas más unidades produzco, siempre que las venda por un precio medio que me cubra lo que me gasto en producirlas, más un importe que me permita producir nuevas, más un importe variable que será mi beneficio.

Ahora viene la pregunta que les hice, ¿cuál es el beneficio de vuestra inversión? No vendéis las vías, ¿o sí?, estáis sujetos a la crítica permanente sobre el precio de la misma – grado propuesto –, a la crítica sobre su manufactura – si alejan los seguros, si están bien puestos – y a la inversión realizada – si faltan seguros-.

Seguía lloviendo, respondieron muchas cosas, que cada uno añada las respuestas que quiera.