martes, 24 de diciembre de 2013

Sobre héroes y tumbas


Acabo el año como empecé, hablando de crisis, prohibiciones, restricciones en zonas de escalada, encadenes, equipamientos, equipadores y, sobre todo, de dinero y de lo que cuestan los sueños.

El precio de la electricidad va a subir más que el IPC, los salarios se van a mantener constantes o a la baja, con un número menor de trabajadores, estadísticas oficiales aparte, el precio de la gasolina sigue creciendo, por encima de sus costes, tema al que volveré en un post próximo por recomendación de un lector del blog, y el material de montaña sigue subiendo su precio. Aspectos de la situación económica que tiene diferentes vertientes y derivadas.

El número de nuevas vías equipadas crece constantemente, el de equipadores de calidad también, el número de rokódromos, salas de boulder, entrenadores personales y de grupos también. Aparecen nuevas competiciones en el calendario junto con las ya tradicionales. Aumenta el número de ayuntamientos que permiten las zonas de parking como lugar de acampada, se abren nuevos refugios, campings, casas rurales. Recemos un réquiem en el funeral del único Bonobo que ha vivido en Cuenca.

Hemos viajado de nuevo, buscando el tiempo que nos acompañe en jornadas de escalada, huyendo de los fríos y de la lluvia, sol de invierno, primaveras cálidas, veranos calurosos, otoños de pálidos atardeceres. Cruzamos el mundo, continentes y océanos para descubrir el mismo fanatismo que hay por aquí. Tailandia, Francia, Italia, Marruecos, Dubai, más nuestros Margalef, Cuenca, Fin del Mundo, Teverga, Manilva, han ocupado nuestras líneas.

Sabemos que tenemos que asociarnos, defender de forma común nuestros intereses. Bajo la figura de algunos de los imprescindibles hemos expresado nuestra voz, nos hemos hecho oír, de forma tranquila, pausada, razonada, los Juanmas de nuestras Asociaciones de Escalada Sostenible de aquí y allá. Hay que apretar los dientes, buscar argumentos, negociar: Mallorca, Fin del Mundo, Montsant, Cuenca, Etxauri, Otiñar.

Hemos aprendido, y seguiremos en ello, sobre algunas rapaces con las que compartimos hábitat, no sólo los escaladores, también los andantes, runners, ciclistas, esquiadores varios, oteadores ocasionales y ecologistas decididos: águilas perdiceras, quebrantahuesos, cárabos, búhos reales, buitres de todo tipo, y mis queridos petirrojos, entre otros. Algunas derivadas del dilema del prisionero aplicadas a la gestión medioambiental.

Los secretivos como los entendemos, zonas de escalada que no se publican y se mantienen para unos pocos escaladores, vemos que generan más problemas a la larga que el de la temida masificación. No es sólo negociar con el pastor por cómo llevar a los perros en algunas zonas, es también estar dispuesto a ceder para que beneficie al colectivo de los escaladores.

Seguiremos discutiendo sobre el grado de las vías, de las propuestas, de lo lejos que están las chapas, de los pies de vía. La sal y la pimienta de una propuesta de mejora personal, con el límite de los proyectos y nuestras limitaciones.

No acaba aquí el año, no. No ha hecho nada más que empezar. Sin carta a los Reyes Magos, este año es privada, la he escrito y la he enviado sin acuse de recibo. La buena experiencia del año pasado donde trajeron aquello que pedí me hace ser más ambicioso, eso sí queda entre ellos y yo.

Un año más hay que honrar a los que nos dejaron, los que compartieron un tiempo con nosotros, o nosotros con ellos, sobre sus tumbas dejaremos un sentido ramo de flores. Nuestros héroes.

Nos quedan los héroes que siguen en la batalla. Tendremos que nombrar al equipador del año, la escuela que más ha mejorado, al extranjero que trajo más vías y proyectos al colectivo, a la asociación que más ha defendido la escalada, al alcalde más implicado, al mejor parking para escaladores, a la mejor guía publicada. Cada uno tiene que hacer su propia lista. Yo tengo la mía de mis héroes, ya han aparecido en estas líneas en este año.

Despediré el año en el mismo sitio donde lo he vivido. Peleando con los movimientos de mi siguiente proyecto, ése que todos tenemos en mente, justo en el preciso momento que chapamos la cadena del anterior. Como el año que empieza, sobre la tumba del que acaba, con sus héroes.

jueves, 5 de diciembre de 2013

Un puente cualquiera


Mañana fiesta. Se junta, como decía mi abuela, a un viernes y sale un puente, pequeñas vacaciones en un tiempo en el que todo el mundo trabajaba, ahora sólo es un impasse para la gente que medio trabaja, medio no, en este nuevo escenario, donde tantas cosas han cambiado al amparo de la palabra crisis. También es un medio puente, ya no son lo que eran.

Todos a la carretera, a llenar el depósito de gasoil, mucho más caro que la semana pasada, curioso que a las petroleras les vaya siempre bien, aunque las expropien en Argentina. Pagamos con tarjeta, comisiones a unos bancos que siempre les va bien, y cuando les va mal se arregla con dinero de los contribuyentes y ya está, sí aún cuando ellos también pagan, menos cuando tienen pérdidas que generan créditos fiscales. Viajamos controlados por la Guardia Civil y sus sistemas automáticos de control de la velocidad, mecanismo recaudatorio necesario.

Llegaremos a cualquier escuela, buscaremos parking, en línea o batería, no queda más remedio. Compartir sitio, vías, zona de descanso. Haremos cola en la vía de calentar, en la del proyecto, en la de acabar, en la barra del bar, en la pizzería. Colectivo ambulante de escaladores, sonrisas de tribu, plumas y gorros, manos desgastadas, heridas y magnesio.

Todo bien pagado con su IVA y sus impuestos indirectos y directos.

El domingo acabaremos pronto, demasiados kilómetros de vuelta, cuerpos cansados, algún encadene de mérito, la mayoría no, la tribu se despide, recoge los bártulos y se refugia en casa. Apaga la sonrisa y espera al siguiente puente.

El gobierno se planteó acabar con ellos, va contra la productividad dicen. No lo hagan. Entiendan que vivimos de esto, del sol, de las playas, de las montañas, de las paredes.

Los puentes deben estar protegidos, deben caer siempre en jueves, si caen en fin de semana deben “pasarse” al martes siguiente. Se lo agradeceremos todos:

1.- Los escaladores
2.- Las petroleras
3.- Los bancos
4.- Los bares y restaurantes
5.- La guardia civil
6.- Los refugios de montaña.
7.- Las casas rurales, hoteles y demás.

No dejemos de disfrutar del tiempo.

Sabemos que tenemos razón.

lunes, 18 de noviembre de 2013

Las guerras del grado


Sabía cuando escribí el “misterio del grado cambiante” que abordaba un tema importante de una manera frontal, pero sin profundizar en los aspectos laterales de la definición, que son los que generan controversia.

Anticipé que tras unas cervezas y amigable charla cualquier escalador, tras hablar del logro o intento de encadenar una vía determinada, tiene que pararse a pensar en la graduación de la dificultad de la misma. Tras el análisis se apunta en la tradicional libreta, en la más moderna red social 8a.nu, o incluso en la barra de hielo de la memoria, que dura lo que tarda en escurrirse en su deshielo, sin darle más importancia.

Me interrogan algunos seguidores del blog dónde se origina la polémica y la discusión al ser un deporte individual de resultados individuales y medible en las propias vías, iguales para todos los escaladores, siendo capaces o no de encadenarlas. Reglas iguales en el método de escalada libre, graduación igual para todos y mismos materiales a disposición de los escaladores para su consecución.

Tengo, entonces, que meterme en faena y especificar cuáles son las “guerras del grado”, la sal y pimienta de nuestro día a día. Recordad que el grado es la medición, alcanzada por consenso entre el equipador y los repetidores, de la dificultad de una vía. Propuesta y confirmación de la dificultad no conlleva muchos debates en el noventa y nueve de los casos pero es el uno por ciento restante el que vale por todos los demás.

Vayamos por partes. Trataré de encadenar unas propuestas.

a.- Motivaciones de superación personal: la mayoría de los escaladores tratamos de superar el grado máximo alcanzado, razón de nuestros entrenamientos, desvelos y multi pegues a las vías (repetirla tantas veces hasta que somos capaces de encadenarla), por ello podemos caer en la tentación de probar una vía que está mal graduada, normalmente por debajo, y al conseguirla aceptar como buena la graduación, aún con nuestro pepito grillo instalado en el hombro diciéndonos que quizás no sea cierto.

b.- Trampas al solitario: propuestas de grado poco consensuadas, que el equipador propone y encadena en su nivel máximo, estando la dificultad por debajo. Las razones pueden ser variopintas.
b.1.- Presión de los sponsor: necesidad de obtener buenos resultados para seguir manteniendo la esponsorización, a veces de cuantías mínimas.
b.2.- Complejo héroe Marvel: capaz de superar lo humano. Cada uno tenemos un superhéroe favorito.
b.3.- Ego escalador: y por comparación con los demás. Referencias en revistas especializadas, blogs y páginas web son el objetivo de estas trampas.
c.- Grado Arrojadizo: hay equipadores que tras varias propuestas de dificultad que los repetidores de la misma proponen una dificultad menor, bien porque al probarla surgen métodos técnicos o de escalada que la hacen más factible de encadenar, bien porque la propuesta era errónea por encima, deciden que sus vías tendrán un sello de “dificultad”, para no volver a ser sujetos a revisión, y por tanto a crítica pública. Como si se pusiera en duda al equipador a la vez que a la propuesta de grado. La sensación de arrojadizo es patente.

d.- Grado campeón: son aquéllas propuestas hechas por repetidores de las vías indicando un grado inferior al propuesto inicialmente. En estos casos se adivina que hay una razón detrás de este hecho pues el repetidor proponente sabe el grado real. Esto puede ser:
d.1.- Complejo héroe Marvel: en otra variable, la de he llegado a un nivel sobrehumano que sólo unos pocos llegan y los demás en su afán de conseguirlo hacen propuestas de grado por encima del que es, que ya corrige. El grado justiciero es una variable de este complejo.
d.2.- Complejo profesor: Una mezcla del anterior con un afán de querer explicar su decisión, argumentando sin parar el por qué de sus diferencias de graduación.

e.- Apertura de nuevas escuelas: la dificultad es por comparación con las vías encadenadas en otras escuelas que a los equipadores les parecen de dificultad similar y van adecuando según se abren nuevas vías y vienen escaladores a refrendar o variar el grado.
e.1 .-En este caso es habitual que los escaladores locales piensen que el grado es más duro en su escuela que en las demás, donde las vías se regalan, en el concepto de que es más “fácil” encadenar vías de la dificultad máxima de cada uno.
e.2.- Interés en que una zona se conozca: bien porque hay un bar que quiere más clientes, un hostal que ha patrocinado un equipamiento u otros intereses comerciales al calor de un número creciente de escaladores ávidos de encadenar vías de máxima graduación sin mucha dificultad. Este punto es políticamente incorrecto escribirlo.

Hasta aquí llegamos hoy, seguro que se nos ocurren nuevas razones que hemos visto en nuestras charlas, al igual que a mí nos producen una sonrisa, espectadores de estas guerras, batallas amistosas y no tanto, de una valoración subjetiva por consenso. Sigamos.

viernes, 25 de octubre de 2013

Tardes en Marabio




La primera vez que pasé por el Puerto de Ventana fue hace muchos años, demasiados, con un grupo irredento de salmantinos, camino de Quirós y sus placas grises, para quedarnos en La Plaza, en el condado de Teverga. Allí un grupo de irreductibles astures ocupaban la Casa Piedad, refugio de la abuela de un en ciernes miembro del Circo del Sol, abandonada por sus dueños, ocupada por la naturaleza salvaje de estas montañas. Nos acogieron con hospitalidad norteña, regada con cajas de sidra y aderezada de mitos ignotos.


Las xanas, los trasgus y los busgosus empezaron a quedarse entre nosotros. Llevo mucho tiempo convencido que un trasgu se vino conmigo y que me acompaña cada vez que cambio de residencia. El mojabobos de mi tierra hace años que lo llamo orbayu. Y una placa sin gotas de agua ya no es una placa.

El puerto de Marabio preside el valle desde enfrente, los hayedos, ahora en colores que merecen una mirada tranquila al atardecer, colorean las laderas hasta morir a pie de pared. Reino vertical de excelencia.

Había algunas vías de una compe que se hizo a principio de los noventa, me confesaba Raúl, una mañana soleada tomando su tercer café, incapaz de no decir que no, cortesía desde su mirada tranquila, fruto de la paciencia de un valle y una gente sin prisa. La primera reunión la puso Galli en la bóveda, allá en el noventa y dos, echándole valor, eso sí, yo fui el primero que se descolgó abriendo la primera vía, explicaba al segundo sorbo.

Teverga, ha crecido, se he convertido en un referente nacional de la escalada de dificultad y de calidad. Las vías se han ido sucediendo. Las propuestas según se equipaban pasaban a la mofa general sus no encadenes, Circles, nació como 7b, Derecho de Pernada abrió un muro, El malhechor ha quedado como referencia de 8a apretado. Tino, Gallu, el Rocker, Josón completaban aquella primera gente que habitó las bóvedas. El inexorable paso del tiempo ha llevado a cada uno donde le han llevado sus pasos. Se han incorporado nuevos guerreros, otras huestes que ahora siguen mejorando el legado.

Había una campa al lado del campo de fútbol, ahora convertido en el mejor parking, en el concepto explicado mas veces en el blog, del verano. La escuela es una referencia constante y la amabilidad con que se recibe a los visitantes seña de identidad. Conviven empresas de turismo de aventura, alquiler de bicis, caminantes de la Senda del Oso, surfistas que abandonan la playa para dormir y reponer fuerzas en los sitios de la zona, en una zona privilegiada por su clima. No sabéis que de vez en cuando se instala el buen tiempo en invierno y que entre sol y orbayu se dejan escalar las paredes de entrecampos.

Esguila la noche, veniros, comentó Raúl al acabar el café. No dijo más, lo descubrimos ese mismo día. Encuentro de escaladores, amigos y aficionados a ver las estrellas, convocados por el Grupo Aguja de Sobia, nos juntamos a escalar bajo la luz de los focos, beber cerveza y sidra y reírnos en la competición de subirse a una columna de cajas de sidra, el truco es que el concursante las va colocando bajo sus pies y se sube sobre la última hasta que todo se derrumba, más de treinta subió el ganador. Éxito de un club, cuyo presidente es el cafetero habitante de estas tierras desde siempre, y sobre todo, desde que equipó aquélla primera vía. Alguien comprometido hasta las cachas, un imprescindible.

El parking funciona en un modelo de autogestión envidiable. El ayuntamiento, convencido por la asociación de caravanas de Asturias, apoyados por los escaladores, ha legislado para permitir el aparcamiento de caravanas. Ha construido una zona de aguas sucias y residuales, unas duchas y unos lavabos. El club ahora está acondicionando un local anexo para aquéllos que no tienen vehículo vivienda y para los días de lluvia. La limpieza corre a cargo de los que allí lo usan, un cartel explica que entre todos se debe mantener limpio. La ducha es de agua fría, como en Ceusse, sabe igual a buen ambiente.

No necesitan cuelebres, sino ideas y aportaciones voluntarias. La forma sencilla de pedirla. Los resultados a la vista están. No lo imaginaban cuando empezaron que Teverga se iba a convertir en un referente en el imaginario colectivo de todo escalador patrio, que la senda del oso iba a llenarse de caminantes con sus cuerdas camino a las paredes. Aceptan los cambios, comparten su tiempo contigo, te cuentan sus proyectos y cuando abandonas el valle vuelven a sus rutinas, sus vías, sus nuevas zonas, sus tardes tranquilas.


viernes, 4 de octubre de 2013

El misterio del grado cambiante


Explica eso del grado, es la última petición de un profano en la escalada deportiva que lee el blog. Voy entendiendo eso de los parkings, las escuelas, las prohibiciones, el turismo de repetición y otros conceptos, me escribe, pero no entiendo lo del grado.

Es uno de los aspectos que hacen que nuestro deporte tenga un tema de conversación y discusión permanente, y, lo más importante, obliga a la búsqueda del análisis, comparación y consenso de los escaladores.

Denominamos “grado” a la escala que mide la dificultad de las rutas individuales de escalada, cada nivel de dificultad creciente se le asigna un número del uno en adelante, y entre un número y otro se gradúa con un signo mas “+”, por consenso se ha adoptado este modo de graduar, que es la escala francesa, así un 7a es más fácil que un 7a+. Hay otras graduaciones, la alemana, con algo más de dureza, la americana y la de la federación internacional, pero es la francesa la que sale en las revistas y la que se adopta de forma universal.

Las vías más difíciles del mundo están cotadas en 9b y 9b+ y sólo hay dos escaladores que han conseguido esa dificultad. Hasta aquí una breve explicación del grado. El que abre o equipa una vía propone un grado de dificultad, basado en su experiencia de probar movimientos y por comparación con otras vías ya encadenadas. Los siguientes escaladores que repiten la vía confirmar el mismo o lo revisan proponiendo uno más alto o más bajo. Es un hecho subjetivo la graduación, sin embargo en la mayoría de los casos hay unanimidad en la dificultad graduada.

¿Dónde está la discusión? Te preguntarás. El motivo de discusión es que al “graduar” (hecho de medir en números la dificultad de una vía) se llega por consenso y hay supuestos en que no se se llega a tal. Es lógico tener dudas cuando se llega al grado máximo, nuestra experiencia en esa clase de movimientos, “registro gestual necesario en cada grado” suele decir Dani, es más limitada. Requiere entrenamiento, aprendizaje, probar de forma repetida niveles de fuerza y esfuerzo superiores para superar cada grado. Entonces al hacer una vía en ese nivel, que nos puede parece más dura que las anteriores del mismo, la graduamos con un nivel mayor. Aquí es donde el consenso de los escaladores entra, aquellos que tienen un nivel mayor suelen tener referencias para graduar esos niveles en el límite y corrigen las propuestas. Hay una zona gris en un número pequeño de vías que al final, normalmente por ser publicadas en guías de escuelas, están graduadas sin consenso total y pueden ser un grado y u otro, según apreciaciones subjetivas.

Por ejemplo, en la Guía de escalada de Cuenca hay más de mil vías publicadas con una propuesta de grado, y sólo en menos de un cinco por ciento se duda si puede ser distinto. Siendo subjetivo el grado no como otros deportes donde la escala es objetiva para todos, como el atletismo con sus marcas o el golf con su handicap, es de destacar que sólo en un porcentaje bajo se duda, cincuenta de mil, en el caso de Cuenca, parece asumible.

En la búsqueda de la dificultad tratamos de encadenar vías de grado cada vez más alto, es el objetivo de la mayoría de los escaladores, superar el grado anterior y escalar al máximo nivel.

Aquí es donde empieza el misterio del grado cambiante, en el tercer tiempo, el de disfrutar de las cervezas y de los amigos.

Una cerveza y se ve mejor. “Esa vía no es 8a”, frase lapidaria de un escalador a otro, normalmente el primero ya ha hecho más de uno y el otro está peleando para encadenar la vía. Connotaciones todas las que os imaginéis. Hace unos años si una chica encadenaba una vía dura (aquí en cada época ha sido un nivel superior) directamente pasaba a cuestionarse el grado y considerarla un plus (+) inferior.

Otra cerveza. “En esta escuela se regalan la vías”, comentario de un escalador para decir que las vías están mal graduadas y que es más fácil superar la máxima dificultad. Aquí puede ocurrir que recién equipadas todavía no se saben todos los posibles métodos de encadenarla que pueda hacer que se vayan ajustando a la baja las propuestas, o bien que, efectivamente están mal graduadas, por inexperiencia de los que proponen el grado, por motivos de dar publicidad a la zona, o por falta de referencias. Hay vías, que ya he explicado que denominamos “comerciales” de dificultad, más fáciles de encadenar que otras de su mismo grado. Parecen más fáciles, a veces lo son, a veces no se quiere cambiar...

Otra más y ya la discusión va que los esponsores exigen resultados y una serie de logros, reseñas en publicaciones, y se crea el mito de ciertas vías de la máxima dificultad y se cuestionan encadenamientos y escaladores. Machacas del séptimo grado me decía un veterano estas vacaciones, que van sobrados. Leer el 8a.nu es toda una experiencia para ilustrar las opiniones sobre los grados de las vías en duda.

Un equipador amigo mío dice que en muchas escuelas argumentan que el grado está más duro en la suya que en las demás.

Reunión de escaladores y discusión del grado de las vías. La sal de este oficio. Empieza la discusión del misterio del grado cambiante.

viernes, 20 de septiembre de 2013

Renacuajos en Chang Mai


Encaminamos nuestros pasos hacia el norte. Abandonamos Koh Tao un atardecer lluvioso, en un mar de olas intensas, en reflejos grises, lejos de la gama de granates y violetas que conocíamos. La sensación de abandonar el paraíso ya se instaló en mi cabeza. El norte no nos defraudó, eso sí, no superó lo que habíamos vivido.

Chang Mai es la ciudad más importante del norte, imprescindible visitarla si quieres tener una imagen más amplia del país. Acercarse a la selva, que no adentrarse, ver elefantes, en distintas granjas, algunas de dudoso gusto conservacionista, alquilar una moto para recorrer esas montañas de pueblos llenos de hippies de todas las posibilidades económicas, desde los americanos fumando marihuana con la visa oro en el bolsillo, pasando por europeos en viajes de Lonely Planet anuales, hasta los que han decidido quedarse allí a vivir enganchados por esas tierras.

Llegamos en avión, un low cost desde Bangkok, y nos plantamos en el centro de la antigua ciudad amurallada, bella y abierta, dispuesta a enseñarnos sus riquezas a través de cientos de empresas de todo tipo de excursiones y actividades al aire libre. Decidimos ir camino del Rent room que habíamos visto y cuando estábamos a punto de llegar, recordando que teníamos que volver a regatear el precio, arte ancestral obligatoria entre tailandeses y el resto del mundo, vimos que a la puerta había un charco que ocupaba media callejuela, mitad tierra, mitad asfalto, nada que ver con las calles del Plan E de aquí, y en él sobrevivían un sorprendente número de renacuajos. No sé cómo habrían llegado hasta allí, y no es una duda sobre el origen de la vida de la familia de los anuros, no, sé que antes han pasado por allí ranas o salamandras y que han vuelto a lugares sombríos o al río cercano. Lo que sí entiendo es que a la más mínima oportunidad han ocupado un hábitat hostil y pelean por sobrevivir. Más aún con el día de sol que nos recibió, calor húmedo. El monzón de media tarde, puntual con su cita del norte, despejó las dudas.

Buscamos una tienda de escalada, con un más que decente rocódromo, donde nos informaron de la escuela más cercana, alquilamos una cuerda, la anterior se había quedado en Ton Sai, y ahora creo que anda por Australia, y con nuestra flamante guía, también alquilada, a la mañana siguiente, en la scooter a todo gas, hicimos los cincuenta kilómetros por esas carreteras sacadas de una película de Rambo para llegar a unas paredes entre selvas interminables.

Si el objetivo es escalar y hacer grado Chang Mai no es el destino. Si es seguir disfrutando de otra estancia del paraíso entonces sí: selva, mosquitos, quemadores de incienso, humedad, guías de escalada deportiva con clientes no haciendo más de seis a (los guías), pueblos enlazados con la selva, bares restaurantes entre la carretera y los caminos, madera, bambú y comida picante. Los viernes hay un mercado nocturno único y de una luz que engancha, no es el mercado de imitación que hay permanentemente, no, es uno que hay que visitar y conocer.

Tailandia muestra que es posible. Un paraíso natural, un país que vive del turismo, que lo cuida y que aprovecha el negocio que dejan los visitantes. He contado por docenas las empresas que se dedican sólo a la escalada en esta península asiática. No es su recurso más preciado, ese es el propio país, su belleza fascinante de playas, colores, gentes, comidas, templos, clima. Aprovechan como los renacuajos la oportunidad para crecer y tener un lugar en el ecosistema, peleando duramente por el espacio y las dificultades.

Ya de vuelta por aquí me queda mirar atrás y cerrar los ojos, retener en mi memoria todo lo que allí he vivido, ayudarme con las fotos y las personas conocidas a mantener el vínculo con el camino al paraíso.

Redescubro las oportunidades que tenemos aquí: las mejores escuelas del mundo, escaladores que estudian y tratan de titularse para dedicarse profesionalmente a la escalada, refugios que se abren impulsando zonas, abriendo vías y llegando a acuerdos con ayuntamientos y propietarios de terrenos, conocedores del efecto beneficioso que produce para la economía local la visita permanente de militantes de la roca, junto con los problemas generados, prohibiciones reduccionistas, gestión de las basuras propias y colectivas, conservación de los hábitats versus actividades varias.

Acaba el verano y volvemos a plantearnos los problemas habituales junto con algunos que empezamos a conocer, la responsabilidad civil de nuestros actos, equipamientos, guías de montaña, impuestos a pagar, creación de empresas para aprovechar el potencial de la escalada. Una nueva pelea como la de los renacuajos de Chang Mai, peleando en un charco, esperando que el monzón estalle en un río que les lleve a aguas más amplias.

miércoles, 21 de agosto de 2013

El embrujo de Koh Tao

Mucho tiempo antes de viajar a Tailandia descubrí, gracias a Facebook, que en Koh Tao, el mejor lugar del mundo para bucear según la Lonely Planet, también se podía hacer boulder.

La página era de una escuela de buceo Ihasia Kotao, que tenía la peculiaridad de que hablaban español, catalán y euskera, así que los de estas hablas podíamos ir a un sitio dónde no fuera todo en inglés, que para esto el lenguaje técnico tiene su aquel.

Llegamos una noche desde Ton Sai, a esta isla heredera de años de prisiones asiáticas asoladas por la malaria, ahora reconquistada por los guardianes del paraíso, acogida a su jurisdicción. Caminamos hacia el sur, desde donde se ve llegar el monzón. Llegamos a la playa, en una instalación pegada a un bar tailandés, bajo unos soportales se encontraba la escuela de buceo, dos crash pads apoyados en la arena nos confirmaron que era el lugar.

“A las dos abrimos”, nos dijo el que estaba al mando a las dos y cinco, camino de una hamaca. Sin prisa nos sentamos hasta que se dio cuenta de la hora y nos indicó que nos acercáramos. “Me llaman  El Brujo”, se presentó y nos contó todo lo que ofrecía, cursos de buceo, inmersiones, alquiler de material de boulder, planos de los bloques y lo contratamos.

El potencial de la isla para hacer bloque no es lo único que quiero contaros. Un lugar para explotar, eso lo sabíamos, calor y humedad también, mosquitos y monzón. Merece la pena incluirlo en todo plan de viaje a Tailandia. Lo que quiero contaros es cómo El Brujo nos explicó su plan de empresa, cómo había creado su negocio.

Siete personas trabajando para la empresa, equipos de buceo, barcos para llevar y traer a los clientes, instalaciones donde impartir los cursos, títulación oficial reconocida internacionalmente. Haciéndose un lugar entre cientos de escuelas de buceo que hay en la isla. “Soy el manager”, me explicó, madrileño de nacimiento, ciudadano del mundo, escalador ocasional en Patones, residente en Euskadi cuando lo requirió las circunstancias económicas, “llegué a Tailandia con trescientos euros”. Sin formación económica previa descubrí a un gran empresario. “Salvamos cada mes con cuarenta clientes”, tiene calculado, ahí cubre costes, paga todos los salarios y queda algún bath de beneficio. Sin que nadie se lo explique conoce el punto de equilibrio de ventas, donde los ingresos igualan a los costes fijos más los marginales del mes.

Descubrió que ofrecer cursos en los idiomas que se hablan en la península le traería clientes, así como, que promocionar el boulder, además de ingresos por el alquiler del material algunos escaladores contratan el buceo, actividad principal de la empresa. A esto se le conoce como diversificación sobre el producto y una estrategia de marketing colateral.

No es posible montar un negocio sin un socio local, así que convenció a un tailandés de que le alquilara un local, del edificio del bar-terraza-chiringuito más apartamentos con vistas la mar, donde situarían la escuela de buceo, él traería a los clientes para bucear y se alojarían y comerían allí. Todos se benefician. Inversión baja, costes compartidos y venta cruzada a los mismos clientes. Ideas de escuela de negocios intuidas por El Brujo.

No tenía dinero para comprar las botellas de oxígeno, ni alquilar los barcos, ni todo el material necesario para el buceo. Así que buscó a otra escuela de negocio y llegó a un acuerdo con ellos, les alquilaba los equipos ociosos. Tardó en convencerle del beneficio mutuo. Los equipos que no iba a usar tenían una rentabilidad que en otro caso sería cero. Además de la amortización, es decir la depreciación y desgaste por el tiempo. Todos ganan, El Brujo entiende el dilema del prisionero, del que he hablado más veces, sin haberlo planteado.

“Si un día esto no da, lo cerramos y no dejamos nada a deber”, resumió al final. Tiene un plan de extinción de empresa. Si hay una crisis no les deja pillados las deudas. Pagan, rescinden los contratos y siguen buscando su lugar en el paraíso.

Ir a verle, bucear, blokar, comer tortilla de patatas allí, disfrutar de su charla y la de sus instructores.

“Viajo a España de tarde en tarde y me llama la atención lo que tarda en atardecer en verano”, a mí me llama la atención la inteligencia natural de este empresario, que vive en el paraíso, donde los días son iguales y los días reciben la noche sin atardecer, mirando a la cruz del sur.


Amenaza de Monzón desde la sede de El Brujo

viernes, 26 de julio de 2013

El paraíso al fondo a la derecha

Perder la noción del tiempo es una circunstancia que se da en el paraíso. No sé cuántos días llevo aquí. Está al fondo a la derecha, andando la playa y después de salvar un montículo selvático, plagado de mosquitos, se abre en una bahía, más parecida a Isla Tortuga que ningún otro sitio, donde unas barcas de pescador esperan pacientes la marea y la hora de partir.

Es Ton Sai, temporada de monzón, en el sur de la provincia de Krabi, Tailandia. Se llega en barca por ciento veinte baths, moneda tailandesa, tres euros, y te deja a cien metros de la playa, te desembarcas y caminas con el mar hasta las rodillas, despacio, asimilando la dimensión del lugar. Nos recibió el monzón, con su cortina gris de agua, impenetrable a la vista, mojándonos en un parpadeo, credenciales de un clima que decide los ritmos de sus gentes.

El alojamiento es más económico aún de lo que había calculado, docientos baths, cinco euros, por día, derecho a un camastro con mosquitera, ventana abierta y un ventilador, desayuno con el mar de fondo. Vivir en el paraíso es barato, sólo hay que tener tiempo, eso sí que vale dinero y no se puede conseguir tan fácilmente. Un quemador de unas espirales azules para ahuyentar los mosquitos es el único material imprescindible.

El primer día de escalada piensas que te has equivocado, toda tu inversión para venirte a escalar ha sido infructuosa. Te sudan las manos, la humedad del cien por cien hace que bajes como si te hubieras duchado en la reunión, el equipamiento, siendo seguro, requiere imaginación y compromiso, la jungla invade los sectores, el monzón juguetea desde mediodía. Es a la noche de ese día, con una Shinga en las manos, cerveza en botellin de 75 cl. que cuesta unos 120 baths, cuatro euros, tantos como comer o dormir, mirando las estrellas de un cielo que no conoces, sin osa mayor, ni estrella polar, sin norte al que ir y sin sur de referencia, cuando te das cuenta que has acertado, que la inversión es la mejor que podías hacer.

El segundo día madrugas, el sol es el mismo pero tiene otro horario, te bañas en un mar cálido, desayunas un batido de frutas tropicales, caminas descalzo al sector y ya está. Ya sabes que has acertado. El gasto marginal es cero, el coste fijo permanece por día. El material sí se desgasta rápidamente, sol y sal de mar, humedad, tierra marrón de la jungla, es mejor tenerlo previsto para abandonarlo cuando muera del todo. Se puede alquilar todo el material en un número creciente de empresas que ofrecen cursos, material y guías de escalada. El paraíso explota sus recursos. No busques vías fáciles, sólo busca donde haya un montón de americanos haciendo top ropes asegurados por tailandases risueños, por naturaleza y por oficio.

Me quedo. El rojizo atardecer ilumina una luna llena de dibujo conocido, el mar se retira, se encienden las luces del bar vikingo, ondean unas banderas danesas de vikingos sin oficio. Buscaré uno para esos quinientos baths, doce euros, que cuesta vivir cada día aquí.

jueves, 27 de junio de 2013

De Tailandia al Fin del Mundo

Por fin vacaciones. Tras un largo periplo por las escuelas nacionales, volvemos a las rutinas en verano de los aeropuertos internacionales, cargados de mochilas, hierros y cuerdas varios. Cruzando continentes y sus mares y océanos decididos a conocer Tailandia.

El proceso con los patrocinadores habituales ha sido sencillo, correo electrónico solicitando un anticipo de los próximos meses, a los de Desnivel, para los próximos posts les he pedido el doble de lo que me pagan, por desplazamientos, así se viaja bien. El resto conforme, no se lo han pensado demasiado, unos antimosquitos caducados y buenas ideas para no perderme nada. Mi madre hace años que ya no me patrocina. He juntado el dinero, que cabe en una tarjeta de crédito, calculado cuánto tiempo puedo estar fuera, el gasto medio por día, el número de artículos que tengo que mandar, una previsión para por si acaso, el teléfono de la embajada y del consulado, hecho una mochila justa, allí solo hace calor o llueve, no dejando de hacer calor, y partiremos hacia allá.

El vuelo es caro o barato según se mire, si sales antes del uno de julio es un veinte por ciento más barato, cosas de la temporada de verano, ya me pasó el año pasado con la gasolina, predije que iba a bajar y las petroleras las subieron, ganando más, este año se producirá la misma situación, el precio del petróleo está más bajo y el cambio euro dólar nos debiera favorecer a los consumidores, pero ya os aseguro que no van a bajar las gasolinas hasta septiembre, se les ve venir.

Volamos con Fly Emirates, con ellos siempre hay que hacer escala en Dubai, fantástico, su estrategia comercial nos regala una oportunidad increíble, los mayores edificios del mundo en pleno golfo pérsico, también el mayor rocódromo interior del mundo, pues eso, a verlo también. Les diré que me patrocinen como al Chelsea y me pongo su camiseta.

Destino Tailandia. Paraíso del buceo, de las playas y de una escalada con calor y humedad. Hoteles a pie de playa de arena blanca, aguas cristalinas y vías de escalada, también Boulder sobre rocas de formas increíbles. Todo esto os lo iré contando. Algo tendrá que ver el turismo de escalada en este viaje nuestro.

El presupuesto veraniego es difícil hacerlo, sí hay unos gastos fijos. He hecho un cálculo teniendo en cuenta el coste de la vida allí, confirmado con otros viajeros, y el cambio tan favorable del euro con el Bath tailandés:

 *       Vuelos ida y vuelta a Tailandia con escala en Dubai: 650 €.
·         Tren Bangkok – Krabi: ida y vuelta: 90 €
·         Bungalow zona de escalada: 7 € de media noche. Son 30 noches: 210 euros más o menos.
·         Comida: 5 € día, por 30 días 150 euros.
·         Materiales y regalos: 100 €
·         Cervezas: 60 €
·         Curso de Diving: 250 €
·         Viaje a la zona de diving: 65 €.
·         Ferrys y demás para llegar a las islas: 150 €.
·         Vuelo interior para visitar el norte ida y vuelta: 120 €
·         Imprevistos: 200 €
·         Total presupuesto para escalar en Tailandia: 2.045 euros.

Está claro que sin los patrocinadores y sin una gestión rigurosa de los gastos el viaje se afronta con unas expectativas exigentes. Luego viene agosto ya por Europa, más baratos los viajes y más cara la comida y la bebida, septiembre queda lejos por ahora.

Volveré desde este lugar en los confines del mundo para ir al Fin del Mundo. Ya acabó la prohibición por nidificación el quince de junio. Ya acabó la Asociación de Escalada Sostenible de la Zona Centro toda vía de negociación. Ahora toca escalar en unos terrenos de libre acceso, no vallados, por los que discurre un riachuelo que muere en un pantano, zona de inundación y en los límites de la Ley de Aguas. Volveré a probar todas esas vías que me dejé pendientes.

Los equipadores verán rentabilizada su inversión en material y tiempo, el bar de Almonacid sonreirá a los escaladores y, entre todos, afrontaremos con inteligencia el respeto a las zonas de aparcamiento y la gestión de los residuos y basuras que no dejemos por allí.

De Madrid al cielo reza la canción. De Madrid a Tailandia, vuelta a Madrid y a recorrer ese norte amable con sus temperaturas veraniegas, Rodellar, Teverga, Rumenes, Valdegovía….

jueves, 13 de junio de 2013

Cuenca año uno, ¡cómo hemos cambiado!

Hace más de un año escuché a un ciclista en el parking del Alfar gritar a las caravanas “Turismo de calidad”, crítica al aire de pensar que los escaladores no somos un turismo de calidad. Entiendo que quería decir calidad igual a importe gastado, puede que lechazo en restaurante de la ciudad y paseo a ver el timo de las casas colgadas.

Hice un cálculo a vuela pluma de lo que aporta la escalada y lo que puede llegar a aportar, me quedé corto, es mucho más.

Ha pasado un año y Cuenca florece todavía más. El número de escaladores se incrementa constantemente, el número de vías abiertas crece, los equipadores sortean los obstáculos para nuevas e impactantes creaciones, se han abierto al menos dos “casas para escaladores”, siendo Bonobo un simpático dinamizador e inteligente proyecto, el bar del Alcampo ha aumentado el número de camareros ante la avalancha de escaladores a celebrar los éxitos los fines de semana, el Bodegón en el centro ya sabe quiénes son esos de los gestos con los brazos mientras cenan, enseñando a los comensales los movimientos más duros de las vías, las referencias en revistas especializadas de escalada de todo el mundo han aumentado, con fotos que han sido portada, no la casa colgante, sino “Palestina 9a”, con el intento a vista del mayor monstruo en la actualidad, el checo Ondra y su inverosímil intento a vista, las caravanas y furgonetas que inundan las hoces se han triplicado al menos, Desnivel va a publicar una nueva guía el doble que la anterior y seguro piensan será rentable. Puedo seguir, pararé aquí.

¿Cómo ha pasado?, ¿qué ha ocurrido?

La crisis económica nos está enseñando que no hay una causa única de la situación, ni una sola razón que pueda explicar un cambio. Yo suscribo este punto de vista y toca, entonces, analizar una serie de hechos que han hecho posible el cambio:

a.- La inteligencia de los equipadores: ante tanta prohibición y limitación han “innovado” con soluciones  acordes a la situación: Valdecabras sur ya tiene el tamaño de una escuela, las nuevas aperturas en las otras hoces se suceden en un proceso ininterrumpido.

b.- La creación de la Asociación de la Zona Centro de Escalada Sostenible: un 
interlocutor que nos hace tener voz como colectivo. Ha servido para sentar a la mesa a alguna parte de la administración. Lo triste es que han sido los de Medio Ambiente y nos los de Turismo, por eso las conversaciones han tratado sobre rapaces y nidos, en vez de turismo y visitantes. Al menos ahora saben dónde anidan las aves protegidas, que últimamente las habían perdido. Ellos sí, no nosotros que llevamos tiempo sin escalar cerca de sus nidos.

c.- La No acción de las administraciones públicas: no han hecho ningún evento de difusión de la escalada, ninguna competición, ninguna referencia en sus guías de turismo. Hay que alabarles el gusto porque tampoco han prohibido aparcar en los arcenes de las hoces, no han prohibido los nuevos equipamientos y reequipamientos, no han multado a nadie por dormir en lugares más o menos bien señalados, han permitido que la “playa municipal” sea un parking de noche de caravanas y furgonetas, supongo que la policía claramente nos prefiere a los anteriores ocupantes que eran los asiduos al botellón en Cuenca.

d.- La actuación inteligente de la guardia civil y policía nacional con las zonas de pernoctación. Las recorren por la noche comprobando que todo está en orden y siguen buscando a los malos, que son otros, ya lo sabemos.
e.- La visita de Adam Ondra: El mejor escalador del mundo intentó hace el primer 9a “a vista” del mundo. Noticia de relevancia mundial que es portada de todas las revistas de escalada, situando a Cuenca como referencia mundial, generando un movimiento de escaladores de todos lados hacia Cuenca. Hemos visto japoneses, americanos, europeos, australianos que se suman a los habituales franceses que vienen por Cuenca. Adam no lo consiguió, espectaculares imágenes, sí nos ha dejado el regalo de la publicidad.

f.- Bonobo: En medio de la pesadumbre surgen emprendedores que encuentran un hueco para iniciar un proyecto. Un refugio de escaladores en una zona donde se juntan cientos todas las semanas en sus paredes parece una idea razonable, lo novedoso es su impulso permanente y su presencia tanto física como en la red con noticias, información, croquis y cervezas. Su propuesta de cerveza y ducha a tres euros es toda una fórmula de éxito.

g.- La calidad de sus vías sigue siendo reclamo permanente. Llenas de picados y sikados en su origen, tendencias hacia las líneas naturales ahora, jalonadas por otras mixtas. Colas en todas ellas los fines de semana llevan el debate de la ética de su equipamiento hacia las cervezas y a los blogs más influyentes más que a pie de vía. Las hoces de Cuenca tienen por descubrir las vías de dificultad del futuro, el paraíso de las generaciones futuras, llenas de equipadores espero.

Turismo de calidad en Cuenca. Año uno.

Miramos hacia los políticos para que solucionen la crisis, Cuenca nos ha enseñado que en ciertos temas es mejor que no hagan nada, que regulen menos, que sean más permisivos con los flecos de las normas e intransigentes con los incumplimientos. 

martes, 28 de mayo de 2013

Un año de grados, cifras y letras


Hace un año, ya lo ha cumplido con algunas semanas, empecé a escribir este blog, “Grados, cifras y letras”. Una visión personal de cómo veo yo diversas aristas de la escalada deportiva. Reflexiones puestas sobre el papel de hacer cuentas que dirían mis mayores.

Empecé en blogspot, todavía publico ahí para el día que los de Desnivel no sigan incluyéndome,  y lo de Desnivel vino después, cuando lanzaron esa idea de tener una sección de blogs. Tengo que reconocer que me ha hecho mucha ilusión que me seleccionaran y que les gustara.

Desnivel ha supuesto una plataforma de difusión enorme, alguno de los posts los han leído más de dos mil internautas. El último el de los imprescindibles va por los mil quinientos, todo un honor y un regusto de responsabilidad. Confieso que hay semanas que no público ninguno nuevo al ver que diariamente sigue habiendo un montón de gente que sigue leyendo. Hay posts que tienen una segunda vida, tras algún twitt de alcance o una publicación en Facebook por Escalar.

Uno aprende de sus lectores, los temas de más interés, los más leídos, los más retuiteados, los más comentados. A veces no son los que yo creo más interesantes, otras los que parecen más polémicos. Me conmueve que el más leído fue el breve obituario a Mikel Ziarrusta, tras él el irónico “¿vosotros qué aportáis?”

Algunos conceptos, tras este año, ya han pasado al acerbo del blog:

·        Ya ninguno de mis lectores duda de que la escalada como conjunto genera un importante tipo de turismo de ocio y tiempo libre, que su aprovechamiento puede llevar a un aporte a las economías locales donde se encuentran las escuelas.
·         La necesidad de asociarnos y de una forma colectiva defender nuestros intereses, sabiendo negociar para conseguirlo, con las lógicas concesiones que hay que hacer en este proceso.
·         Margalef y su alcalde como ejemplo de desarrollo y visión de aportación al pueblo y a los escaladores.
·         Los parkings, en sus múltiples formatos, son un punto de encuentro a partir del cual se inicia y desarrolla la actividad en las zonas de escalada.
·         Los equipadores y su presupuesto personal para desarrollar su trabajo: inversión mínima, rentabilidad de sus vías, problemas de prohibiciones.
·         Las guías de escalada como método natural de difusión de las zonas con sus características versus los secretivos.

Hay otros muchos temas que han sido objeto de líneas, más o menos atinadas, personajes recurrentes cuyos nombres me permito escribir, sus ideas, sus palabras, a veces en su boca a veces sin nombrarlos.

He viajado por múltiples escuelas de la península, he hecho psicobloc en Mallorca, subido a Ceusse, disfrutado de un Tarn remozado, hecho surf en Laga, escalado por el norte, centro, sur. He podido analizar las diversas soluciones para los problemas que genera la escalada, la enorme aportación económica en los lugares donde se ha acogido y se ha favorecido.

Seguimos explicando, de tarde en tarde, conceptos de economía, de una forma cercana, a los escaladores y profanos. Seguiré haciéndolo, la crisis económica es fuente inagotable de comparaciones y generadora de problemas y desigualdades.

He escrito a Cospedal, a los Reyes Magos, a Rajoy, a Montoro, con resultados desiguales, sólo los Reyes Magos me han hecho caso, no había duda.

Seguiré en la carretera, en el camino, escribiendo de los grados de la escalada, de las cifras que la componen, de las letras que sirven para explicar y graduar la dificultad. A todos los que leéis el blog, gracias.

martes, 14 de mayo de 2013

Los imprescindibles


"Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos. Pero los hay que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles." Bertolt Brecht

Hace un año que empecé este blog. Estaba escribiendo un post sobre lo que ha supuesto este proceso cuando me asaltó el fin de semana en Solana (Ávila), joya del granito, lugar de muchas de mis primeras jornadas de escalada, así que esperará a la semana que viene el análisis de un año de grados, cifras y letras.

Solana abierta e impulsada por un grupo de salmantinos visionarios, encabezados por Dani, Alberto, Ecli, Chema, esponsorizados por Roberto en parte, es un paraíso que hay que conocer, granito vertical, desplomes y tumbarrales dependiendo de los sectores, circundando una laguna artificial en su origen, ahora maravilla de Gredos, coronada por un circo de cumbres, todavía nevadas. Dani me avisó de que recordara que es difícil hacer grado allí.

Sentado en el parking de la central hidroeléctrica donde empieza la senda para subir volví a escuchar a los escaladores locales hablar de los equipadores, que son los que abren nuevas vías, nuevos sectores, nuevas zonas de escalada, como ya he explicado para los profanos que siguen este blog y que permanentemente me piden que aclare estos términos.

En este mundo nuestro son blanco de numerosas críticas, la distancia de los seguros, la peligrosidad de los chapajes, la dificultad de hacerlo versus escalar, los picados y retocados en la pared, la sika empleada, la reunión si es de anilla o de mosquetón de aluminio, y así un innumerable número de ellas. 
También reciben alabanzas, no muchas, cuando la línea es de movimientos comerciales y el grado es más o menos el que parece que no menor.

Sus fuentes de financiación suelen ser escasas, salvo algunas excepciones de ayuntamientos, clubes de montañas o de federaciones, que hay que resaltar en todo caso, en su mayoría se autofinancian y asumen el coste del equipamiento. No buscan una rentabilidad inmediata. En general es parte de su afición por este deporte, escalar, equipar, buscar líneas, etc.

Claramente, los equipadores, son los imprescindibles. Sin ellos no hay desarrollo de zonas de escalada, turismo deportivo, escaladores de alto nivel probando sus vías, marcas esponsorizando escaladores, marcas vendiendo pies de gato a mas de 135 euros el par, parkings donde cobran por dormir, bares que venden más bocadillos, guías de escalada, gimnasios especializados en escalada (salas de Boulder se llaman), y un largo número de implicados, protagonistas por definición de las líneas de este blog.

miércoles, 8 de mayo de 2013

La mejor competición del año, la de Rivas-Vaciamadrid


Ya sé que soy subjetivo, hecho que no rebato al ser mi personal punto de vista el que trasluce este blog, son mis ideas, mi forma de pensar y mis experiencias la que traslado. Esto me da pié para decir que la competición de Rivas de hace unos días fue la mejor del año. Claro, para los 150 competidores y para las más de 20 personas en la organización y más de 300 espectadores a lo largo del día.

El formato es abierto, varias categorías en masculino y femenino, nivel bajo, medio y alto, unos bloques en la eliminatoria, todos a la vez y viendo a todos y unos bloques en la final, mismo método. Lejos de estrictas reglas de arbitraje con zonas de aislamiento y no visualización de los demás escaladores. Suelen ganar los más fuertes, lógico en cada categoría, se hace una fiesta todo el día con bebidas y bocadillos, se sacan algunos euros para comprar presas y colchonetas nuevas, se regalan unos premios de unos patrocinadores que aportan mucho más que su imagen.

Nadie cobra nada por su trabajo las semanas anteriores de limpiar presas, preparar bloques, gente tan solvente como Kimy o Toñín entre otros, y el día de la compe se pone voluntad de que todo vaya bien. Resultado un éxito. Esto funciona igual en multitud de rocódromos o salas de Boulder por todo el país. Lejos del circuito oficial de los campeonatos de España de escalada y de copa.

Tuve la suerte de ver una prueba de la copa de España de Boulder en Madrid, es otro mundo, mucho más profesional, objetivos distintos de los competidores, espónsores, marcas con stands, premios en metálico, empresa contratada para montar la competición. Más dinero, menos público, menos escaladores, algo lógico por el nivel mínimo que hay que tener y un ambiente extraordinario de público y prensa, hasta televisión, Telemadrid, en un alarde de inteligencia.

Las profesionales son las que dan nombre y prestigio a este deporte, las locales son las que hacen que se disfrute localmente del mismo. ¿Cuál es más rentable? La local seguro para sus organizadores y sus competidores, las profesionales dejarán a la empresa organizadora y a los que ganen algún premio. Cada una reportará en función de sus objetivos y se sabe si es rentable si el año siguiente se celebra otra vez.

Cuanto mayor sea la relevancia de las competiciones y más se dé a conocer los resultados más conocimiento habrá de la escalada, que redundará en una mayor comprensión hacia los que la practicamos y los lugares donde lo hacemos. Facilitando las negociaciones con autoridades y propietarios para evitar prohibiciones y restricciones sin sentido, además de ayuda en la creación de zonas nuevas.

No sé si este año veré alguna otra competición de ámbito nacional o internacional, siempre intento que algún viaje de fin de semana coincida con alguna, para escalar y disfrutar viendo a los mejores de este deporte, si sé que volveré a la de Rivas a disfrutar de su ambiente y de su gente.

lunes, 22 de abril de 2013

El lechero y la basura


Don Ramón es un personaje imprescindible en el mundo de la escalada, tiene una edad donde ya se mira la vida más lo que uno ha hecho que lo que le queda por hacer. Le gusta que le llamen “el lechero”, mote por el que se conoce a su familia desde hace generaciones y sí, ya os lo he presentado antes, es el alcalde de Margalef.

La forma de elección del alcalde en las elecciones municipales es según la Ley Orgánica 5/85, de 19 de junio, del Régimen General Electoral, en su artículo 179.2, para esta localidad la que se denomina de Concejo Abierto, textualmente dice “En estos municipios los electores eligen directamente al Alcalde por sistema mayoritario”. Los habitantes de Margalef escriben en un papel quién quieren que sea el alcalde y el que sume más votos es elegido, aunque no se presente. Todo un ejercicio de democracia directa y real.

Durante el mandato de Don Ramón, me cuesta escribir del Lechero, se han dado las circunstancias, ajenas a la corporación al principio, de que Margalef sea uno de los mejores sitios del mundo para la escalada deportiva, no sólo por la calidad de sus rutas, sino por las facilidades que tienen los escaladores de todos los lugares para pasar unos días allí de las más diversas formas de hospedaje. Ha invertido dinero en asfaltar los caminos a los sectores de acceso más difícil para los vehículos, ha habilitado lugares para acampar, aparcar, ha colaborado en la construcción del moderno refugio, que gestiona Jordi Pou, de forma tranquila y constante y sigue visionando el futuro para que se siga escalando de forma sostenible y permanente. Mi amigo Juanma, el presidente de la Asociación de Escalada Sostenible de la Zona Centro, no le conoce, espero que no tarde en viajar a escalar primero y a charlar con él después, para que le dé alguna idea en su impagable labor de defender la escalada en la zona centro, y negociar con las autoridades de Madrid y Castilla la Mancha.

Don Ramón ahora se enfrenta a un problema de tamaño cada vez mayor. La gestión de la recogida de basura que generan los escaladores. No sólo el problema de los residuos escatológicos a pie de sector que ya lo es, sino el de las toneladas de basura que se generan y que el Ayuntamiento debe pagar a la mancomunidad de turno para su recogida diaria y semanal.

Margalef cuenta con unos cien habitantes y genera residuos por más de seiscientos de media. ¿Quién corre con los gastos de su recogida? El ayuntamiento. ¿Cómo se financia este gasto? Con la tasa de basuras que se cobra a los habitantes del lugar. Aquí está el problema, los escaladores no pagamos por la recogida de la basura. Nos limpiamos la conciencia llevándola, más o menos separada para su reciclaje, en bolsas a los contenedores del punto que tienen al principio del Valle, en el punto que empieza el Camino de las Espadelles. Nos olvidamos, la basura desaparece.

Estamos ante uno de los conceptos que más se habla en esta crisis, el Gasto Público, en uno de sus apartados está la recogida de basuras que se debe financiar por los que la generan.

Analicemos las posibles soluciones:

1.- Cobrar una tasa mayor a todos los habitantes de Margalef (que es lo que en el fondo hacen ahora). No es razonable cuando sólo unos pocos negocios se benefician de la escalada y no todos los habitantes están tan de acuerdo con que se escale allí.

2.- Cobrar a los negocios que se benefician. Injusto al no poder cuantificar cuánto se benefician, en porcentaje y cantidad. Además del problema que generaría si alguien quiere montar un negocio nuevo, imaginemos una casa rural que tendría que pagar antes de saber si atraería clientela suficiente.

3.- Cobrar una tasa por cada bolsa de basura que se deposite. El que quisiera se podría llevar su basura cuando se fuera de allí y el que quisiera la deja y paga.

4.- Cobrar un importe a todos los que usan el parking, los distintos, el de la presa, la campa enfrente del pueblo, el que está en la propia carretera o el del camino de la Finestra.

5.- Poner multas a todos los que incumplan las normativas de aparcamiento de las zonas limitadas. Esta medida tan en vigor en las grandes ciudades aquí no tendría ninguna aplicación práctica.
Se me ocurren otras como una tasa por vía escalada, o incluso prohibir la escalada y sólo dar permisos previo pago de un importe, prefiero no dar más ideas que luego las copian.

En este momento este problema se está planteando directamente. Mientras tanto se siguen acumulando las basuras y su recogida se convierte en una carga cada vez mayor. Existen soluciones dispares, Yosemite, Rodellar, El Fin del Mundo, y un largo etc. No podemos hacer como los avestruces, no mirar al problema, ni tampoco esperar a que se solucione solo. Tenemos que pensar que existe, que requiere gestión y toma de decisiones difíciles y que nos van a afectar. Conociendo a Ramón la suya será muy razonable.

miércoles, 3 de abril de 2013

El dilema del equipador


Alguna vez he escrito sobre lo que cuesta equipar. Los llamado equipadores de vías discrepan euros arriba o abajo sobre mis cálculos, los que no equipan y sólo escalan, mayoritariamente me dicen que no son realistas, demostrando que desconocen el coste real de las aperturas.

Hace unas semanas planteé el clásico problema de conducta cooperativa conocido como El dilema del prisionero, que se resuelve en su modo más beneficioso para las partes si las dos cooperan, aún con información sesgada y sabiendo que hay una mejor opción, si actúan egoístamente, para ellos perjudicando a la otra parte. Hoy me voy a centrar en el dilema del equipador que me planteó Vicent, desayunando tranquilamente en la furgoneta, mientras decidíamos dónde ir a escalar en Margalef en un día de lluvia.
Vicent me explicó que había tardado en “acabar”, una vía iniciada por otro equipador y abandonada sin terminar, cuatro días de trabajo, dedicando unas dos o tres horas cada día a esta actividad, y el resultado final era una vía de 7a+, más (que no) o menos (que puede que sea 7a). Tiempo que podría haber dedicado a otras vías de más grado o de más belleza. Me explicó pacientemente que después de tanto tiempo trabajándola la encadenó al primer pegue. Dudaba de todo.

Interesante. La vía es un buen 7a+, de nombre por decidir, que está en el Culample4, a la izquierda de Whisky Compadre, por un espolón, surcado por un diedro, al lado de otra sin acabar todavía, no confundir. La encadené y tengo que decir que es probable que en poco tiempo pase a ser un clásico del sector y, por añadidura, de la escuela.

Aquí es donde está El dilema del equipador sobre la rentabilidad de una vía. El tiempo empleado, el coste marginal de equipar una vía, ya lo sabéis del post sobre Cuánto cuesta equipar, es perfectamente asumible por un equipador compulsivo como Vicent y los de su especie. ¿Cómo medimos la rentabilidad de una vía?

Hay vías de mucha fama que no escala casi nadie, unos pocos escaladores y escaladoras de alto nivel si cabe, que hacen que alguna escuela sea famosa en el mundo entero, viniendo escaladores de todos lados a probar vías no tan duras pero sí de la misma escuela. Ir a Frankenjura es una obligación casi y no estará Action Directa, primer 9a confirmado ente los objetivos. Si le damos un valor económico a este hecho asumiremos que la rentabilidad de la vía es alta.

Hay escaladores que hacen valiosa una vía o escuela, Margalef le debe una ovación a Cris Sharma o a Iker Pou por los vídeos increíbles haciendo sus vías. Ahora mismo Adam Ondra ha puesto a Jaén en el mapa mundial de la escalada y mira que había escaladores nacionales y del exterior que ya hablaban maravillas de su roca.

Hay un caso mixto y es el de escuelas de toda la vida, con vías duras que ha probado poca gente que, de repente, gracias a un encadenamiento de fama mundial se ponen en valor. Me refiero, no hay duda, a Cuenca y a Palestina 9a encadenada por Luis Alfonso Félix, que sólo cuando Ondra casi la consigue a vista ha hecho que escaladores de todo el mundo vuelvan a reservar billetes para viajar a Cuenca.

Esto desde el punto de vista de una “escuela de escalada” como hecho relevante que tiene un trasfondo de realidad económica. Ahora bien, dentro de la propia escuela hay que analizar qué vías son las más repetidas por los escaladores de todos los niveles, dando a estas vías un valor mayor que a otras al ser las más repetidas, argumento que no quiere decir que sean las mejores sino las más, podríamos decir, rentables. Una ecuación donde el número de repeticiones implica más escaladores visitando la zona y por tanto haciendo un gasto en la economía local. La vía más repetida de Margalef, con una diferencia abismal sobre la segunda, es un 7a llamado “Qué pasa neng?”, tiene apuntados más de 400 encadenamientos en la página www.8a.nu. Sin duda su equipador no podía sospechar el número de escaladores que pasarían por allí, ni los de los bares las cervezas que se iban a despachar celebrando su encadenamiento.

Añado también las llamadas vías “comerciales”, explico para los profanos, en cada grado de dificultad hay una serie de vías que debido a sus características son más rápidamente encadenadas que otras de su mismo grado, necesitando para hacerlas, en opinión general normalmente, menos esfuerzo o exigencia física. Además suelen tener una belleza de movimientos, parecida a los del entrenamiento en tablón, que dejan buen sabor de boca. Vamos, vías comerciales, todo el mundillo escalador sabe a qué me refiero. Los coleccionistas de vías de un grado son las primeras que encadenan en cada lugar. Desde el punto de vista económico dan valor a la escuela.

El Dilema del Equipador se basa en la información que dispone a la hora abrir la vía y gastarse su dinero. Vicent dudaba, yo también, tenemos formas de ver las cosas diferentes, él equipa, yo no. Desde mi punto de vista él tiene razón. Desde el suyo no deja de equipar vías de todos los grados, de tanto en cuanto le sale una maravilla que se convierte en referencia.