viernes, 25 de enero de 2013

Fin del Mundo, Priego y otras rarezas


Empieza un trimestre malo para la economía, no hay indicios de mejoría. Arrecia el invierno, bueno para la nieve, malo para la escalada en la zona centro, frío y días de lluvia y niebla. Vuelvo de la lesión y sólo veo un largo recorrido hasta volver donde llegué, vana ilusión como la situación actual, esfuerzo y dolor y puede que no lo consigamos.

El Fin del Mundo sigue cerrado, Cospedal no hizo caso de mi carta, tampoco la envié como debía, se ve que el blog de Desnivel no es el canal apropiado. Los esfuerzos de Juanma, a través de la Asociación de Escalada Sostenible de la Zona Centro, no han fructificado, además está la pereza habitual a asociarse, o desidia, o falta de compromiso. Alguno dirá que esto es lo que hay. Disiento. Lo que pasa es que el camino es largo y recorrerlo es de valientes.

Cuenca sigue sin entender la escalada, y me refiero a sus Instituciones Públicas, no desde luego a Ángel y su proyecto empresarial de Casa para Escaladores, “Bonobo”. Olé por él y mucho éxito, las cervezas allí también, no sólo en Alcampo (que también). Le oía hablar y me reafirmo en lo que aquí tantas veces he contado. Proyecto empresarial, empleo, escaladores, inversión, escalada, grado.

Vuelvo a la Asociación. Equipando un futuro paraíso en Priego (Cuenca). Gestionado con inteligencia, iniciado por Javier Tamayo los estudios y permisos, solicitados por Juanma como representante, una vez conseguidos, equipadas las primeras cuarenta vías de todos los grados por Toñín, Ángel, Juanma, Paulo, Rafa, alguno más seguro. Ahora están esperando permisos para seguir. Conseguir una gestión conjunta del entorno, que ese acepte a los escaladores, equipadores y todos los que formamos esta tropa. Inteligente forma de enfocar los temas pensando en el futuro y no sólo en el presente de tirar unas chapas por la pared, como le gusta decir a alguno de los críticos, y de escalar unas pocas de vías nuevas, consumo de libreta y de 8a.nu.

Sonrío cuando veo una iniciativa empresarial, os dejo el anuncio. Mientras todo lo anterior ocurre, alguien ve una oportunidad de negocio, monta un curso, contrata un hotel, puede que sean ellos mismos y promocionan Priego, incluso antes de que los equipadores quieran publicar sus vías y grados, manteniendo una creciente expectativa. Paradojas.

Espero que sea un éxito, creo que cuantas más iniciativas mejor. Es el camino. Surgirán más empresas que se dedicarán al tiempo libre, al llamado turismo de aventura, que puede ser escalar unos quintos, patear el monte, disfrutar de la montaña y tomar unas cervezas con los amigos en los 
restaurantes de la zona.

¿Complejo verdad? Como el análisis económico; y eso que en lo que ando preocupado es en conseguir mi trozo de pizza de este año.

miércoles, 16 de enero de 2013

Incentivos, bonus y otros premios

Hoy toca un tema de conceptos de economía. Me sirve una servilleta de papel, instrumento de marketing de reconocido prestigio, que dibujamos cinco amigos y amigas una noche del año pasado repasando nuestros logros y pensando en nuestros proyectos.

El proceso tiene su origen en Valladolid, con David y Jesús, hace muchos años, donde establecimos una fórmula anual de medición de resultados. Al finalizar el año nos íbamos de cena a una pizzería, por aquélla época como en esta el presupuesto era limitado, e invitaban los que no habían conseguido los objetivos. Estos eran simples, había que conseguir superar el máximo nivel alcanzado de grado, bien a vista (os del inglés on sight); bien al flash (fl) entendido como vía encadenada al primer intento con información previa; o bien, como toda la vida, a pegues hasta que salga el máximo grado ensayado (tr).

Podían participar todos los escaladores del tablón y amigos en general. Ya sé que se puede argumentar que algunos grados son bajos y se consiguen fácilmente los resultados, eso se arregla al año siguiente debido a que lógicamente sube un plus todo lo conseguido. Escala francesa habitual usada.

El incentivo o “bonus” es objetivamente bajo, estoy de acuerdo, sin embargo la apreciación personal y punto de autoestima es enorme, y el sentimiento de éxito suple tal carencia. Desde luego que ninguno de nosotros queríamos mejorar nuestros resultados por la cena, era un estímulo menor. Valía y vale más la motivación personal de superación y el fanatismo que genera.
Vayamos a la servilleta de abajo. Permitidme el anonimato de los comensales, los he sustituido por las letras, a, b, c, d y e. Sólo os confirmo que yo sí soy la a, conocido era mi objetivo de 8a este año, grado trabajado. 

El resto son dos escaladoras y dos escaladores. Los grados son el objetivo final de cada uno de ellos en los tres apartados, confirmados, después de unas risas, del máximo grado hecho hasta la fecha, aceptando las vías en su grado. Sí os digo que hubo una simpática discusión sobre la dificultad de cada uno; todos pensamos que nuestro objetivo era más difícil que el de los demás. Se daban paradojas como que alguno tenía objetivos relativamente fácil al flash al tiempo que otro comensal tenía el mismo a vista y a flash.

El resultado ha sido que los tres primeros lo conseguimos y los dos últimos no. Los cinco nos hemos esforzado, hemos escalado a muerte todo el año, y hemos intentado mejorar nuestros resultados.

Haciendo un análisis económico está claro que el “bonus” no tenía el mismo interés para los cinco, el participante D tiene ante sí un proyecto de altura y no ha encontrado la motivación, salud o estado físico necesario para afrontarlo. Desde luego no le compensaba. El resto demuestra que ha podido hacerlo, por difícil que sea el reto, si uno se plantea objetivos, aun cuando parezcan inalcanzables predispone a conseguirlos. No me vais a creer, en el mundo de la economía real funcional igual, si se objetiva, por fuerte que sea se puede conseguir.

Trasladado a la situación económica europea es fácil pensar que hay países que reducirán su déficit porque se lo han objetivado, otros sin embargo no, porque el bonus o incentivo es muy bajo para el esfuerzo a realizar. España está claro que cada uno la situamos en distinto sitio.

El año que viene cambian los números y las letras para tres de nosotros y permanecen igual para dos, os lo iré contando. Sí hay que recordar las palabras de Ortega y Gasset: "Todo esfuerzo inútil conduce a la melancolía".




lunes, 7 de enero de 2013

Queridos Reyes Magos


Ya que Cospedal todavía no me ha contestado os cuento, mientras tanto, la carta a sus Majestades que escribí con el mismo resultado que la anterior. No la hice a Papá Noel, no recurrí al Tomten (que es como le conocen en Suecia) de mi familia londinense, por fiarme de mis magos de oriente, así que vale para este año nuevo.

Les he reconocido que no he sido todo lo bueno que querían mis padres cuando era niño, les he explicado los motivos, hechos que aquí no importan en términos económicos y más allá de las peticiones genéricas de paz en el mundo, que se acabe la crisis y que todo el mundo encuentre trabajo, están las que importan a efectos de la escalada.

Quiero un acuerdo con las administraciones para el reconocimiento de las zonas de escalada como espacios de ocio y de tiempo libre.

También quiero unas grandes asociaciones de escaladores que sepan defender e impulsar la escalada y los lugares donde se practica, esto implica un carnet para cada escalador.

Además quiero un debate abierto permanente sobre dónde podemos escalar y dónde no, que nos sirva para vertebrar el discurso ante terceros y evitar las prohibiciones.

No os olvidéis de traer un montón de chapas y reuniones para los equipadores, los que generan zonas de escalada, crean espacios de lucha y encadenes. Aquéllos que pasan tantas horas equipando como escalando.

Por supuesto dejad una pala para que todos la usemos para “Cagar en el monte” como debe ser y que no dejemos todo hecho un vertedero. Si viene acompañado con un poco de conciencia de situación ya ni os cuento.

Ah, y por último y si el presupuesto que me tenéis reservado lo permite quiero nuevos párquines donde dormir y descansar en las zonas de escalada. Ya discutiremos sobre cuánto cuesta y quién paga.

Mi padre decía que pidiera pocas cosas y así tendría alguna segura; aquí me planté.

Luego me senté en la Peña del Reloj, placa Pedricera de obligada visita, y viendo atardecer pensé en los otros deseos, pero esos, os los iré contando: los atardeceres esperando a las fuerzas para el último pegue, las noches de frío y estrellas, las cervezas de los encadenes, las charlas en la furgo, los kilómetros al volante con las yemas reventadas y el sueño acechando.