lunes, 22 de diciembre de 2014

Abierto por vacaciones

En mi barrio en Salamanca, cuando era niño, era habitual ver carteles en algunos comercios, como se denominaban en aquellos tiempos, que escritos a boli en un folio blanco, rezaban “Cerrado por Vacaciones”. Los dueños se iban unos días, ponían el cartel, y a la vuelta volvían a abrir. La clientela, fiel a sus costumbres, volvía a comprar, asumiendo con paciencia los días que tenían que ir a otros comercios.

Esto ha cambiado mucho. Los comercios siguen, ahora los regentan gentes con ojos orientales y sus horarios son mucho más amplios. Doña Paquita, así se llamaba mi vendedora favorita, hace muchos años que murió, sus hijos tomaron otros rumbos, la casa de dos plantas donde estaba el ultramarinos ahora es un edificio de viviendas de ocho plantas. Nosotros vivíamos enfrente, desde el balcón se podía ver la silueta de la catedral de Salamanca y, a lo lejos, los días claros, la sierra de Béjar, donde está Hoyamoros y el Calvitero. Ya no vivo allí, y mis padres se tienen que poner de pie para disfrutar de su antigua vista, ahora pobladas de antenas de telefonía móvil.

Se acerca la Navidad y se aparecen los recuerdos de las pasadas, como en Cuento de Navidad. Era un parón invernal que el equipo salmantino aprovechaba para coger un tren y viajar al sur. Destino el Chorro, sus cañones y el emocionante Caminito del Rey. Mi fantasma de la Navidad me cuenta que por las noches lo recorríamos camino de vuelta a las tiendas de campaña situadas en una zona que creo recordar llamaban los limones. Mi fantasma tiene las mismas lagunas mentales que yo.

Este año bajaremos al sur, como el primer Sabina, abierto por vacaciones, como todas las escuelas con paredes orientadas al sol de mediodía. Aprovecharemos el sol, el invierno cálido que han pronosticado nos va a permitir disfrutar de las paredes. Compartiremos escuela con gentes con tipo de lenguas. Haremos cola en las vías más comerciales. Iremos a comer a los refugios y restaurantes de la zona, dormiremos en hostales, hoteles y furgos y caravanas. Llenaremos el depósito hasta arriba, ahora que la gasolina es barata, y recorreremos las “llanuras bélicas y páramos de asceta”, hasta llegar a nuestras paredes.

Abierto por vacaciones. Aparcamos la crisis. A esperar la Navidad. Mientras, me vuelvo a poner los pies de gato.

jueves, 27 de noviembre de 2014

El puente sobre el río Montsant

Poca gente sabe que el río que riega Margalef es el Montsant, afluente del Siurana, que recorre el parque natural al que da nombre. Parece un riachuelo en muchos de sus tramos, se convierte en pantano por el embalse también llamado como el pueblo.

Sí es conocido que lo recorre paralelo y que el meandro que forma da belleza a la imagen redondeada que se ve desde la campa, ahora convertida en parking de furgonetas y caravanas, gracias a nuestro viejo amigo El Lechero, alcalde de Margalef. Pertenece por derecho propio a los tipo de más interés en esta zona de escalada. Pasea sombrero sobre su bien poblada cabeza, buenas maneras y ganas de conversar sobre el pueblo y lo que se hace, siempre con prisas no renuncia a su partida de cartas en Ca Vernet todas las tardes.

Allí me lo encontré hace poco. Nos saludamos como viejos amigos. Acabó su mano, se levantó y me preguntó “¿has visto el puente?”. “¿Cómo no?”, le respondí. Acto seguido me contó cuáles son las próximas mejoras para el pueblo, todas ellas enfocadas a ordenar el continuo devenir de escaladores, cada vez más numerosos si cabe.

Volvimos a repasar los problemas del éxito de haberse convertido en una referencia mundial de la escalada. Ya son más los escaladores de allende los Pirineos que los de la piel de toro. Locales son pocos en una población con sólo una decena de escaladores censados en el pueblo.

La forma de elección del alcalde de Margalef es por votación directa de los allí empadronados, el día de las elecciones cada uno elige quién quiere que sea el alcalde. Democracia directa y legitimación activa para un alcalde que sabe que cuenta con las seguras críticas por lo que hace pero la certeza de haber sido elegido para ello.

El puente acerca la zona de acampada al pueblo, ya no es necesario dar una vuelta incómoda, que no larga, con el vehículo para tomar una cerveza, comer, comprar en la tienda o rellenar el agua. Se cruza el puente y andando, disfrutando de las huertas, se llega al centro del pueblo. Un ir y volver de escaladores.

Esto es para facilitar las cosas”, decía sin necesidad de que me lo explicara. Antes o después tendremos que prohibir que la gente acampe donde quiera y que lo haga en las zonas delimitadas con los servicios necesarios. También habrá que pagar para cubrir los costes de la basura generada por esta población ambulante que tiene que recoger la mancomunidad de la zona, así como el agua y el mantenimiento.

¿Quién se beneficia? Pregunta que escuché en el bar de algún escalador, sugiriendo que debía ser los dueños de los negocios los que pagasen. Yo pienso que somos los escaladores los que nos beneficiamos de lo que se hace.
El puente es de madera, pagado con fondos europeos. La escuela de escalada es patrimonio de la humanidad. Su fama acarrea problemas de gestión que hay que ir resolviendo. Ir dando pasos para un futuro sostenible y que haga compatible la escalada con los costes que genera el flujo de visitantes.

El alcalde me ha confesado que ya no se presenta más a la reelección. Tiene un proyecto que quiere dejar acabado, el próximo paso son los baños en la zona de acampada del embalse. Ha acabado su tarea. Él no inició la zona de escalada, eso fue Jordi Pou. Él concluirá en primavera. Después habrá que seguir gestionando y buscando soluciones porque lo que sí es seguro es que el ser una de las mejores zonas del mundo conlleva problemas asociados a la masificación. Aun cuando ahora cruzamos el puente sobre el río Montsant y disfrutamos de la mejor vista del pueblo, antes de volver a las paredes.

martes, 4 de noviembre de 2014

Tipos de interés


Rara vez me preguntan sobre qué grado me parece una vía, en los ratos que deambulamos en los sectores entre pegue y pegue, es más habitual que la pregunta sea sobre un tema económico. Preguntas diversas sobre temas diversos. Algún fiel seguidor suele usar el whatsup para preguntar. Este ha sido el caso, fue hace unos meses, cuando Bernake decidió bajar los tipos de interés del Banco Central Europeo, le remití a un blog especializado cuya visión coincidía con la mía.

La pregunta rondó por mi cabeza un tiempo, dándole vueltas a cómo relacionarlo con la escalada y ser fiel a “gradoscifrasyletras”. El tipo de interés es el precio a devolver a lo largo del tiempo por una cantidad de dinero prestada.

Ahí me di cuenta. La pregunta me la hace uno de los tipos de más interés que he conocido en mi vida. Montañero que ha visto la guadaña y que ha vuelto a escalar montañas nevadas y frías, que convirtió una idea en empresa de gestión de recursos humanos. Innovador perenne y leñador, guardia pretoriana de sus amigos. Inventó la destructorepia, la desarrolló en su empresa de “stopstress”. Original e inmune al desaliento.

Pongamos como banda sonora la canción de Sabina “La del pirata cojo”, entre todas las vidas escogemos la vida pirata, y sigamos buscando otros tipos de interés.

Primeros de todos, los equipadores, los que hemos definido hace tiempo como Los Imprescindibles. Aquí hay categorías, hoy no es el día de desglosarlas, sí de agradecer su trabajo, inversión y tiempo. Conozco muchos, de los que equipan una vía al año, a los que podrían publicar un libro al año de croquis de sus aperturas. Estilos y éticas puestos en el tapete de la discusión.

Tipos de interés son los que tiran del carro del grado. Entrenan, escalan, se esfuerzan en escalar vías más duras. No es el grado sólo, es la búsqueda de la superación y de la dificultad. Aquí en todas los grupos y pandillas hay uno que aprieta más, catalizador del fanatismo. Se distinguen claramente cuando se ponen los gatos o aseguran a un compañero. Los llamamos "los motivados".

Tipos con interés son todos los que deciden montar un refugio, albergue, casa de escaladores y deciden vivir de ello, mientras se crean lugares de encuentro y conexión, a la vez que un flujo de gente en la comarca, no siempre hay que ir a Mordor a escalar.

Hace poco oía el soliloquio de un escalador que ha conseguido su primer 9a+, el tema era sobre las cintas que vamos dejando en las vías, cedidas al colectivo en aquellos pasos que son difíciles de chapar y donadas hasta su destrucción. Explicaba que era una forma de aportar al colectivo. Como si su afán de superación y su ruptura de límites no fuera la mayor aportación que se puede hacer, ejemplo de talento y dedicación. Tipo del mayor interés.

Mi amigo el lechero, alcalde de Margalef, preside el grupo de los regidores que hacen posible el crecimiento de las zonas de escalada y su interacción como actividad generadora del turismo de repetición que son los escaladores.Tipos con interés en su pueblo. Gente lo suficientemente visionaria como para ir lidiando los problemas y facilitando el desarrollo. No se puede uno imaginar Margalef sin su alcalde, así como sabemos que el de Cuenca esto no lo tiene en su plan de turismo.

Tipos de interés también aquellos que montan un rokódromo, para los no iniciados es una instalación deportiva indoor para entrenar específicamente escalada, merecen ser nombrados. Buscar un hueco de negocio en esta actividad además de facilitar espacios para el entrenamiento específico.

Hoy podrían ser suficientes, pero estoy escuchando a Sabina, y claro, no dejo de pensar en todos aquéllos escaladores y escaladoras que dedican su vida a escalar, y los trabajos y sus proyectos se encaminan a poder tener el mayor tiempo en esta vida para estar cerca de las paredes.

Suenan como la canción. Todas las vidas que nunca seré, o sí. Ahí están todos los camareros, jardineros, cocineros, recolectores varios, temporales, temporeros, pinches de cocina, entrenadores, conductores, oficinistas, vendedores, informáticos, blogueros, y un largo etcétera que, a la cantidad suficiente de dinero ahorrado, se dedican en cuerpo y alma a empujar sus límites.

jueves, 9 de octubre de 2014

Menú escalador


Todos los años vuelvo a Gama, Recuevas dice Alber como si habláramos de sitios distintos. Tras recorrer el mundo, la vuelta a la Galia, la ruta del norte, encamino mis pasos a esta joya. Situada a los pies de la montaña cántabra, antesala de los picos palentinos, a pocas zancadas de Aguilar de Campoo, donde también el Pisuerga pasa por allí.

Son más de veinte años de amistad. Muchos de ellos haciendo sextos de calidad y probando séptimos duros y concentrados. Oro negro sigue siendo el 7b+ que más alegría me ha dado encadenar (siempre pensé que era 7c). Ahora pruebo sus octavos por placer y me sigo peleando con las demás. El estilo es nada comercial, en palabras de un local “hay que mover tres veces los pies para subir una mano”.

El valle está jalonado por viejos castillos medio derruidos entre los campos de Castilla, caminos de tierra surcan los páramos, los girasoles giran a un bondadoso sol inclemente en verano. La senda es clara, un montón de furgonetas en extraño equilibrio en la cuneta indican la entrada, caminas entre chopos, álamos y pinos descubriendo el cañón, paredes blancas, que se abre en un circo de tochos amplios, sombras y luces todo el día.

Hace tiempo que ya nadie acampa allí, espacio natural protegido, respetado por todos, limpio y cuidado. Vuelvo a probar los viejos proyectos y los nuevos, vuelvo a caer. Encadenamos algunos, dejamos nuevos pendientes, tal es nuestro oficio y así lo hemos decidido.

Allí hace algunos años que en Villallano, un pueblo que atraviesa la carretera, donde viven menos de cien vecinos en invierno, uno de los mejores chefs que he conocido, y os aseguro que unos cuantos sí conozco, abrió un restaurante donde deleita a los comensales con su fino gusto y exquisita cocina. Lleva más de cuatro años siendo incluido en la influyente guía Michelín. Proyecto valiente buscando ser una referencia culinaria a donde hay que ir. Aguilar es una localidad grande y ruta de entrada a Cantabria desde Castilla. Comer no es barato, el servicio es elegante, el sitio también, la carne del último día hecha a fuego lento de dieciséis horas es una delicia. José, así se llama nuestro héroe, también lo es de la vida, luchando desde hace tanto, que no lo recuerda, contra el tiempo y su cuerpo para que no se paren.

Elena es su contraparte en la vida y en el negocio. Mujer brava e inteligente, maneja el patio y los que por allí pasamos, ansiosos de la tortilla de patata y la cerveza de mediodía. Escaladores mezclados con los clientes habituales, por las noches conviven los forros polares con los trajes de noche de los clientes.

Hasta aquí los personajes. Ahora la historia.

El aperturista de la escuela pasa largas temporadas equipando en soledad, buscando y encontrando nuevas rutas, nuevas vías. Pasea por Recuevas y para en el Ticiano, se conocen y no hay que ser muy clarividente para darse cuenta que dinero no es lo que le sobra. Antes o después llegan a un pacto de plato combinado, fuera del menú del restaurante por, un precio razonable, ese que roza los diez euros, alguno arriba alguno abajo. Un poco de ensalada, algún huevo frito y lo que haya quedado en cocina, un día carne a la brasa, otro un filete de mero, otro cualquier delicatessen que la mente del chef ha cocinado.

Así que sin darnos cuenta le explica que no va a pagar el precio de la carta pero sí quiere comer. Solución propuesta, el “menú escalador”, doce euros y cocina Michelín para los guerreros de la roca. Nos reímos y se lo cuento a los jefes del lugar que lo contaré por ahí. Claro que sí Gonso me contesta. Eso hemos hecho desde hace tiempo y eso sigo haciendo.

Todo el que pasa por esta escuela lo sabe. Escaladas duras y comida de autor. Gente inteligente a los mandos de un negocio, aprovechando los distintos perfiles de clientes y sus capacidades de pago.

Acabábamos el postre, un genio culinario ya os digo. Cuando ella se acercó y me contó que hacía unas semanas habían llegado unos escaladores preguntando directamente por el menú escalador. “Te guiñé un ojo aunque no me vieras”, me confesó, estos me los has mandado. No tengo dudas de lo que pasó.

Girasoles camino a Gama

martes, 16 de septiembre de 2014

La vuelta a la Galia


Empecé a leer los cómic de Astérix y Obélix de niño en la biblioteca de mi pueblo en vacaciones de verano. Enseguida me enganché a sus andanzas y travesuras por toda Europa, a sus peleas con las guarniciones romanas, a sus banquetes, tan poco mediterráneos, a base de jabalí asado y, cómo no, a la poción mágica del druida Panorámix.

Uno de los libros que recuerdo con mayor devoción si cabe es el de la Vuelta a la Galia. En él los intrépidos galos, cercados por las guarniciones romanas, retan al enviado de César a que serán capaces de salir sin problemas de la aldea, recorrer la Galia y volver a casa con un producto típico de cada región que visiten, invitando al banquete al mismo César si quisiera. Ahí empieza una divertida aventura, ironizando Goscinny y Uderzo sobre sus compatriotas y sus costumbres. Deliciosa historia de correcalles y mamporros con final feliz, no para los romanos, o sí, según se mire.

Así que cual irreductibles galos (salmantinos en todo caso), nos fuimos para la Galia en verano, vía Rodellar claro, y nos plantamos decididos a escalar alguna de las vías deportivas clásicas, allí por donde pasáramos. La Galia es diversa, grande como dicen ellos, de clima cambiante, salpicado de lluvias y de noches frescas. Sin hablar más que dos palabras de su idioma, una vez más, allí nos presentamos.

La primera parada fue en las Gorges du Tarn, el Tarn que decimos los escaladores patrios. Hacía frío y estaba lluvioso, perfecto pensamos, no así la dueña del camping de Terrados en Les Vignes que lamentaba que tanto tiempo malo había ahuyentado a los catalanes (para ella todos los que venimos del sur de los Pirineos son catalanes pues es de dónde van mas). La escuela ha sufrido una transformación de unos años acá. Se ha reequipado entera, con químicos y reuniones de calidad, manteniendo el estilo de su apertura, vías protegidas abajo y largos vuelos según se gana altura. En todos los sectores hay un cartel explicativo de dónde se puede escalar, a qué parte de la guía se corresponde y unas normas de comportamiento así como unas líneas explicativas del consenso de todos para que se pueda escalar en una zona protegida medioambientalmente, y con especies de alta sensibilidad. Un entendimiento que además de protección permita un turismo que potencie la economía de la zona y sus gentes.

Dejamos el Tarn y nos adentramos por carreteras y parajes fuera de la autovía principal. Aparcábamos la caravana en donde nos encontraba la noche, sorprendiéndonos de no ser perseguidos como sospechosos campistas como ocurre en la piel de toro. Cruzamos cerca de Cëusse, esta vez no estaba previsto subir, y nos dirigimos a La Balme, chorreras chorreantes esta vez de lluvia de caliza. Lástima porque prometía la visita. Fueron unas lluvias de finales de julio que nos acompañaron demasiados días. También en nuestra ruta a Chamonix, pasando por Annecy, pequeña Venecia del norte, joya de un país lleno de ellas.

Seguiría contando sobre Chamonix, los Alpes de su belleza única, nieves de verano, cumbres de bellas historias de montañeros de raza. Hay mejores relatos que el mío sobre ello. En esta crónica cabe hablar de las mil tiendas que allí hay, de lo fácil que es alojarse y permanecer allí si se tiene la paciencia de buscar un sitio donde dejar la furgoneta, gracias Dani por la indicación. También los hay. Puede ser que desde los tiempos de Astérix y Obélix los franceses asumen como una forma de vida la de quien la hace en un carromato, la colección entera de cómic está llena de gentes moviéndose en ellos, de una aldea a otra.

Llama la atención que el precio de la gasolina, indicador directo del consumo del viajero, es más barata en Francia que aquí. No en las gasolineras de las autovías, esas aprovechan al cliente cautivo del peaje, no, me refiero a las de las carreteras secundarias, ahí es donde estaba más barata. Todo una comparación. No así el menú del día o del escalador, de media sube de los quince euros, no comparable a la media de nueve o diez de aquí, más de un cuarenta por ciento más caro.

No dejéis de pasar por la región de Briançon, nos recomendó el francés que habita y equipa por las escuelas de España. Así lo hicimos. Cámpings baratos, zonas de escalada bien señalizadas, altura, buenas vías, tranquilidad en la estancia, en la escalada, en la zona. Allí nos demoramos más días de los previstos, indicador de la calidad de la zona y sus posibilidades.

Bajábamos por el Col de Lautaret, dejamos Alpe d'Huez a un lado y nos paramos a dormir. Nadie llamó a nuestra puerta, ni nos cogió la matrícula. Amanecimos a mil ochocientos metros, con uno de los glaciares de los Alpes al fondo, después de una noche de estrellas y vía láctea que se ha quedado grabada en la memoria.

Muchos días después decidimos volver a nuestra aldea, el verano seguía. Devoramos kilómetros haciendo alguna escala técnica, no rentable económicamente hablando, desviándonos algunos cientos de kilómetros para intentar encadenar aquella vía que dejamos pendiente, y seguimos la ruta de los pirineos, su vertiente norte, bella y blanca todo el año. Pero esa es otra historia que diría Michael Ende.

No hemos hecho ni remotamente la vuelta que dio Astérix y Obélix, pero sí hemos disfrutado de un país acogedor. Incontables son las veces que intentaron hablar en castellano con nosotros, al no darse cuenta que no sabíamos francés, y no en inglés, un país que regula y disfruta de la escalada y de las gentes que la practican. Sí compramos viandas y productos típicos allí donde íbamos, quesos, vinos, dulces.... que disfrutamos en más de un banquete a la luz de las mismas estrellas que a ellos les tintinean también en las noches de verano.

domingo, 31 de agosto de 2014

Subpajarianos


Nos juntamos en el bar y el local nos preguntó si nos tomábamos unas sidras antes de cenar, asentimos dispuestos a celebrar los encadenes ajenos, más habituales que los propios, nos contó y gritó al camarero “seis”, yo atónito pregunté “¿seis botellas?”, en su bable dijo “no home, seis cajas”.

No todo se reduce a cifras y letras en la economía. Hay una serie de variables que determinan comportamientos económicos, no fáciles de cuantificar, pero que inciden de una manera directa en ellos. La localización geográfica de una economía o zona de influencia económica es una de ellas.

No hay que ser un lince para darse cuenta del modo de hacer de un nórdico europeo, metódico, ordenado, inflexible, riguroso, con un sureño, pongamos un habitante de las playas del Mediterráneo, imaginativos, flexibles, tendentes a la improvisación. Es de donde proceden y el clima que les marca la vida.

Todo esto me vino a la mente en Teverga, disfrutando del mejor parking de escaladores del mundo en verano, cuando una asturiana de pro me explicó que ciertas cosas no las iba a entender ya que soy “subpajariano”, matizó acto seguido “vives por debajo del puerto de Pajares”, para el que no lo sepa es uno de los accesos posibles a Asturias desde el sur, sin duda, el más llamativo.

Subpajarianos nos afincamos en este valle, de Marabio a Ventana bañado por el río Teverga, a disfrutar de un modo de vida que no entendemos

Teverga se llena de escaladores patrios, demasiado lejos para foráneos de allende los Pirineos, buscando el suave verano atlántico del valle, el orbayu intermitente, las buenas zonas con todas las orientaciones, la buena comida con los menús baratos, de comida casera y generosos en las cantidades, y el coste cero de una zona de pernoctar con agua, duchas de agua fría, servicios, zona para los vehículos grandes y permisividad en la instalación de las tiendas de campaña.

Será que soy del sur. Me gustan cómo se hacen las cosas por encima de Pajares.


lunes, 21 de julio de 2014

El trucu ye apretar


La tarde languidecía con los últimos rayos del sol iluminando la iglesia y las casas de Rodellar. Sentado a mi lado hablaban dos escaladores sobre cómo hacer un paso que se había atragantado en la vía que estaban probando. Uno le preguntaba al otro, “¿cual es el truco del paso?”. Aquí os explicaré que en la escalada, con frecuencia, se encuentran secuencias de movimientos que según cómo coloques el cuerpo, las piernas, las rodillas, los talones, u otra parte del cuerpo, o según cómo hagas la secuencia de movimientos de manos y pies, éste resulta más fácil o posible de hacer para el que lo prueba. El segundo escalador, asturiano de nacimiento y con el bable como primer habla, le miró sorprendido y sentenció “el trucu ye apretar”.

La traducción es simple, el truco no lo hay, lo que tienes que hacer es apretar, esforzarte, llegar al límite de tus posibilidades y sufrir, para hacerlo. En la escalada eso es apretar. Detrás están horas de entrenamiento, horas probando movimientos en vías de dificultad creciente, prepararse para encadenar la vía.

La mayoría de los escaladores prueban vías, encadenan algunas, y prueban vías más duras, denominando proyectos a esas que no se consiguen hacer y que requieren de preparación y, por supuesto, de probar repetidas veces. En el argot a esto se le llama “dar pegues”.

Una sonrisa se dibujó en el rostro de los que allí estábamos. Respuesta simple a un dilema simple. Rodellar sigue siendo uno de los principales atractivos del norte de España, la mejor escuela del mundo en verano si quieres subirte por largas chorreras y pelear contra la ingravidez en sus muchos desplomes. Sigue viniendo gente de los confines del mundo, empiezan a aparecer japoneses, coreanos, además de los habitantes habituales, franceses, brasileños, argentinos. Vienen a hacer descenso de cañones, patear, escalar, disfrutar del cálido clima entre montañas.

Utilizan el camping, los albergues, el refugio, el hotel, todos con el cartel de completo en algún momento de la temporada. No ha sido ninguna empresa pública del Gobierno de Aragón la que gestiona esta actividad, al estilo de las de la nieve, no. Ha sido y está siendo la iniciativa privada, empresarios que invierten en infraestructuras, mejorar edificios y construir nuevos establecimientos, los que están aprovechando este recurso difuso que es el ocio en el tiempo libre.

Algunos de los compañeros ocasionales de cordada son los que luego están contratados en estos lugares, empresas de multiaventura o en trabajos temporales y a tiempo parcial. Llegan con la primavera, disfrutan el verano y menguan en invierno, aunque cada vez se quedan más todo el año. Círculos de interés mutuo. El truco es trabajar, conseguir un dinero para vivir haciendo lo que les gusta. El truco es trabajar e invertir en establecimientos que ofrezcan servicios a precios competitivos para que la gente se quede.

Hay una interconexión económica en este flujo de caja, como se denomina en economía. Varias partes pueden sacar mutuo beneficio, empresarios, trabajadores, escaladores, turistas ocasionales, habituales del verano. Unos invierten para conseguir beneficio, otros ofrecen mano de obra, barata en la mayoría de los casos, para conseguir el tiempo y el dinero para permanecer escalando, otros somos los que disfrutamos del lugar en un tiempo con unos servicios razonables.

Hay opiniones en contra de esta mercantilización del espacio natural, se pierde el espíritu libre de acampar y escalar donde no haya limitaciones. En estos lugares es difícil mantener este sistema, somos muchos, cada vez más, que queremos disfrutar de un entorno natural cuidado y con posibilidades. Tiene un coste que hay que soportar. No todo se reduce a beneficios y contrapartidas argumentan. Pero sí las hay en la gestión de las basuras que se producen, en el desparrame de algunos parkings descontrolados, en la ausencia de un sistema de gestión interrelacionado, en la posibilidad de alojarse, de comer o cenar.

Rodellar genera gracias a estos lugares alguno de los momentos que el escalador buscaa en esta vida, cenar en el Kalandraka una lasagna vegetal, tomar café en el la terraza del hotel, desayunar en el camping, rodeado de las paredes y los que vivimos por ellas, escalar una larga chorrera.

El trucu ye apretar.

lunes, 9 de junio de 2014

Momo y los hombres de gris


No estaba buscando ese libro en el trastero. Ni siquiera estaba buscando libros. Mi trastero es un espacio del recuerdo, allí se almacenan en un orden cercano a los principios de la entropía, tendiendo al máximo desorden, misterios del tiempo y el espacio comparten rincón dos crashpads con una vieja tabla de surf, sujetados por una fila de libros que llega hasta el techo, palabras que han visto mis ojos para dormir hasta un nuevo lector.

Partía a hacer penitencia a la ermita, lugar de peregrinación obligado en Cuenca, buscando cuerdas, cintas viejas para dejar y demás enseres, cuando se me vino encima la columna de libros. La escena invita a la sonrisa tratando de sujetar el tsunami con las manos, siendo enterrado entre trastos e historias.

Me senté a comprobar el desaguisado cuando un libro llamó mi atención sobre el desorden. Momo, maravillosa novela de Michael Ende, sí el de la Historia Interminable, que escribió en 1.973. Me senté en el montón creado y empecé a releer sus páginas. Espero que lo hayáis leído, si no es así leerlo primero y no sigáis con estas líneas, en todo caso os contaré que Momo es una historia sobre la vida, sobre el tiempo que tenemos y lo que hacemos con él. Los hombres de gris nos guardan el tiempo en su banco del tiempo, tiempo que ahorramos y no disfrutamos. El tiempo son bellas flores que crecen, todas distintas y se pueden guardar o disfrutar su belleza.

Tiempo es un valor económico, primera variable en la ecuación del trabajo, normalmente tiempo mas habilidades a cambio de un salario. También lo es en el principal problema de la economía familiar, capital prestado a devolver más los intereses que genera por el paso del tiempo. Las hojas que los hombres de gris nos guardan en el banco del tiempo. Intereses que pagamos y no disfrutamos, hojas que se marchitan. Sencillamente genial leer Momo.

Sentado en la ermita, entre pegue y pegue, seguía leyendo a Momo cuando se acercó John, un americano que conocí una mañana en Margalef, volví a coincidir algunos meses después en Rodellar, y ahora, con su característica sonrisa en la boca, en Cuenca. Charlamos como hacemos los miembros de esta tribu, tras las preguntas rituales, pasamos a las hazañas cosechadas en nuestras batallas en la roca, por último cuando la conversación languidecía me preguntó: “¿por qué tenéis tanto tiempo libre los españoles? Siempre os veo escalando”. “¿Has leído Momo?” le pregunté yo. “No os entiendo” fue su respuesta. La conversación murió en ese instante y la hoja del tiempo conjunto también.

Él se sorprende de vernos siempre escalando. Yo me he sorprendido de verle a él tanto tiempo en España en tantos sitios, siendo estudiante, según él. El parámetro es el mismo, el tiempo empleado, inversión realizada en nuestra principal actividad. El valor económico del tiempo empleado es utilizado desde las marcas de ropa deportiva, cuerdas, a los restaurantes, campings, hoteles, casas rurales, pasando por zapateros, empresas de alquiler, agencias de viajes y vendedores de vehículos.

Antes de la crisis económica se hablaba del tiempo libre, la reducción de las jornadas de trabajo y la cultura del ocio. Se ocultó durante unos años cuando otras prioridades básicas no estaban cubiertas. Eso sí, siempre quedó el factor tiempo como denominador común.

Emplearé unas cuantas flores de las del libro de Momo para seguir acercándome al “Ladrón de Cuerdas”, uno de los proyectos en curso. Como libros amontonadas en mi trastero guardo las vías que ya he encadenado. A veces se cae alguna y vuelvo por ella. El gusto no es el mismo, el de la historia repetida, por muy buena que sea, siempre es más intensa la emoción de la próxima. Mientras nos dure el tiempo.

martes, 13 de mayo de 2014

Cárabos en el camino


Cuentan que en una reunión de la Asociación de Escalada Sostenible con responsables de Medio Ambiente en Cuenca sobre temas varios, como rezaba el orden del día, que, al llegar al punto del posible levantamiento parcial de la prohibición de escalar en el Sector Piscinas, el funcionario de turno argumentó que era el entorno de nidificación de una pareja de cárabos, quizás la única en la hoz. Acto seguido explicó que este bello ave nocturno rapaz todavía no había decidido este año donde nidificar y que había que estar a la expectativa. “Vamos, que no sabéis dónde está”, fue la repuesta de uno de los representantes de los escaladores. Ante la mirada atónita y sorprendida de los funcionarios les explicó que él sí sabía dónde estaba y ya había nidificado.

La reunión siguió como siguen las cosas que no tienen ningún sentido, como canta Sabina, y se acordó que en un futuro se acordaría lo que hubiera que acordar. Una foto para el blog, y apretón de manos, una declaración del tremendo avance y acuerdo, y la vida sigue igual. No se puede escalar en Piscinas.

Buscábamos la sombra de la mañana en el Camino, sector clásico conquense, compartido por viandantes, runners, ciclistas, escaladores y canoas por el río. Empezamos a escalar en una vía no muy frecuentada y para nuestra sorpresa, cerca de la reunión, exactamente a un metro a su izquierda, de un agujero salió volando lo que nos pareció un ave nocturna rapaz. No soy buen ornitólogo así que no sé si es un Strix Aluco (Cárabo en su nombre en latín) u otro tipo. Seguramente no lo fuera. Una lechuza seguro que sí, y ese es el nombre común que usamos para unos pocos de estos tipos de aves. Me gusta pensar que una vez nos fuimos, poniendo un cartel con esparadrapo con la palabra “nido” escrita a boli, no llevábamos una llave para desequipar la vía, e informar a la AESZC, los tres huevos del nido volvieron a ser cubiertos por el manto protector de la madre.

No sé si hay que cerrar temporalmente el Camino y abrir el sector Piscinas, sí tengo claro que el monolito y los que hay a su alrededor habría que desequiparlos hasta que el nido esté vacío. Nuestra lechuza ha sido capaz de buscar otro sitio para anidar más cerca de la aglomeración que la soledad creada para ella en las Piscinas, sorpresas de los animales en libertad.

Acabamos el día duro de escalada sin pasar por el Alcampo, curiosa forma de espantarnos, no ha hecho falta una norma escrita, sin más nos hemos buscado otro lugar. Aparcando en la playa municipal, que así se llama el conquistado territorio para el colectivo fanático, que fin de semana sí y fin de semana también, donde se duerme, se celebran los éxitos, se discute del grado y de los movimientos y se comparte la tranquilidad de la noche conquense y la hospitalidad creciente de la ciudad.

Debemos cambiar el nombre del parking de piscinas por el de Rincón del Cárabo, ahora que ya no se multa por pernoctar en la ciudad y que los escaladores cuidan y mantienen. El parking se llena por las noches, se vacía por el día, en un ritmo acorde a las horas de insolación y al distinto ritmo de sus ocupantes. Puedes oír flamenco a viva voz, conversar con algún habitual de las páginas de encadenes de alta dificultad, conseguir referencias de lugares y vías, o simplemente compartir cerveza o café, según la hora con compañeros de oficio, no necesariamente de cordada.

Puedes ver a José Yáñez facilitando la guía nueva de Cuenca, trabajo fino para Desnivel, mejorando las publicaciones hasta la fecha, con calidad en las imágenes, en la información de las vías, en las recomendaciones, en la introducción motivante del primero de la fila de esta zona, de nuevo “on fire” por decisión propia, que espero sea un éxito de ventas para la editorial y llene la escuela de gentes, aun cuando ello nos lleve a tener que gestionar los problemas de la aglomeración.

Algo sigue cambiando. Cuenca crece y mejora, referente mundial de lugar para escalar en su sentido amplio, vías, alojamiento, restauración, ambiente fanático y belleza tanto del entorno como de la milenaria ciudad, Patrimonio de la Humanidad.

Me subo a la ermita, allí pasaré los meses de calor. Me declaro penitente on fire, con permiso de Luis Alfonso, hasta que consiga subirme por alguna de sus propuestas. Tengo tiempo, ganas y motivación. Allí os espero.

Parking del Cárabo

martes, 29 de abril de 2014

Cánticos de la Lejana Tierra

Leía en mi ebook un libro de Arthur C. Clarke “Cánticos de la Lejana Tierra” (Songs of a Distance Earth, 1984), consecuencia habitual de mi hábito impenitente de leer y de la mala suerte de lesionarme un dedo, esguince leve, diez días de reposo, en mi tercer día de vacaciones de Semana Santa, que se iban a prolongar hasta los quince, sentado en mi silla de campo a pié de vía en la Finestra, Margalef, paraíso de la escalada en este planeta.

Paciencia ante la lesión, una vez decidido no abortar las vacaciones de los demás por poder llevar el reposo con paciencia, aún con el desánimo de ver las rutinas de los grupos de escaladores todas las mañanas, sólo disfrutando de los días de reposo de los demás, tantas veces denostados, esta vez esperados.

El libro es un relato, a partir de aquí no leáis quienes tengáis intención de leerlo, sobre los tripulantes de la última nave espacial que abandona la tierra, en un futuro remoto, antes de que el sol se convierta en una supernova y engulla el sistema solar, rumbo a una lejana galaxia donde es posible llegar a un mundo habitable. Azares del espacio sufren una avería y tienen que hacer una parada para arreglar la nave en un planeta a medio camino, donde unos siglos atrás llegó una nave igual, de las primeras que huyeron de la segura destrucción de la tierra. El planeta se llama Thalassa y los hombres llevan varios siglos allí asentados, desarrollando su nueva cultura y desarrollo tecnológico. El choque entre hombres iguales pero con culturas diferentes es la parte troncal de la novela, sus interrelaciones, sus distintas formas de pensar, su incomprensión mutua ante costumbres de los Thalassanos y de los terráqueos. El desenlace es interesante leerlo. Arthur C. Clarke escribió “2001, una odisea espacial” o “Cita con Rama” entre otros. Un genio.

El día había sido frío, el atardecer coloreaba de naranja las paredes salpicadas de magnesio, adormilado en la silla contemplé una costumbre que cual Thalassano había variado de un lugar a otro. Aún quedaban algunas horas para el cierre del sector cuando un grupo de habitantes del interior de Europa, integrantes de un equipo nacional juvenil, con su grupo de monitores y simpatizantes, recogieron todo el material, cual ejército de hormigas volvieron a la tranquilidad del refugio de el Racó de la Finestra y las atenciones de Jordi.

Las vías son igual de buenas a media tarde, la temperatura mejora, la luz no es tan intensa y se ven mejor los cantos de los pies, momento idóneo para los locales para seguir escalando y disfrutando de una insospechada soledad, tras las aglomeraciones del día.

No ha sido la única diferencia, claro, no puedo comparar la hora de inicio. Cuando llegamos, tras la imprescindible tertulia/coloquio/desayuno/almuerzo habitual de nuestra cultura, ya estaban ellos allí, con pinta de llevar muchas horas. Ordenados y sistemáticos. Habituales de rokódromos, ignorantes de las técnicas del aseguramiento dinámico, simpáticos y fanáticos. Fuertes y con la misma motivación o más que la nuestra. Distintos, no hay duda, reflejaban en su cara la sorpresa ante nuestras maneras.

La mayoría de nosotros vivimos en la vieja Europa, tenemos un segundo idioma común, manejamos la misma moneda y nos movemos en el mismo uso horario. Sin embargo hemos evolucionado de forma distinta, hemos adaptado nuestro ritmo a nuestro sol y con ello nuestra cultura, nuestra gastronomía, los horarios de los comercios y los restaurantes y de trabajo. No ha hecho falta siglos de habitar mundos distintos y separarnos, sólo un sol y una latitud distinta para favorecer lo que nos diferencia.

Vienen de lejos, han viajado hacia el sur, disfrutan poniendo su piel ante el dios sol, esperando que ésta torne hacia los tonos tostados y morenos de los sureños, ignorantes de nuestros siglos de adaptación genética a los largos días de verano. Cambié la silla a otro sector a la sombra tras los primeros rayos que nos golpeaban en el lento caminar solar. Ellos se quedaron allí, disfrutando de un sol esquivo en su mundo, tapado por largos días de lluvia y veranos cortos. No vieron el rayo azul del crepúsculo, ni la sonrisa de la luna llena de esos días. Nosotros no vimos sus caras ni dónde miraban. No llegamos a entenderlos, sí compartimos unas cervezas y muchas risas.

Acabó la semana y partieron en su nave. Nos dimos unos abrazos y nos citamos en las estrellas. Algunos no han partido, han preferido este paraíso que el que puedan encontrar. Ninguno de los nuestros ha partido con ellos, al menos en este viaje. Compartimos las estrellas, eso nos vale.

martes, 18 de marzo de 2014


Tiketea Cuenca


Introducción


La Asociación de Escalada Sostenible, desde mediados de 2.011, se ha convertido en la voz del colectivo de escaladores de la zona centro, principalmente Madrid y las provincias de alrededor, se define a sí misma, como se lee en su página web:

Somos una organización con vocación de unidad y representación del colectivo de escaladores de cualquier tendencia, con la intención clara de servir de interlocutor entre estos y los diferentes gestores de los espacios en que se encuentran las escuelas de escalada, ya sean públicos o privados. En esta tarea trabajamos en paralelo y contamos con el apoyo de las federaciones de montaña Madrileña y Castellano Manchega”.

La Asociación se propuso llevar a cabo un estudio del gasto generado en la ciudad de Cuenca durante un mes por el colectivo de escaladores que allí acuden.

La idea surgió de la necesidad de demostrar la capacidad económica del colectivo de escaladores y su aportación real a la economía local, ante los problemas de reconocimiento de la importancia de la escalada por parte de las administraciones y de empresas privadas, tanto a la hora de negociar en nombre del colectivo o como para poder interceder en actuaciones futuras.

Animados por el número de Socios y la constatación del turismo de repetición que se realiza todos los fines de semana se decide iniciar un proyecto. Buscando una fecha idónea se decide que sea el mes de Octubre, inicio de la temporada invernal y período más o menos homogéneo con el resto del año.


Objetivos del proyecto:


1.- Analizar el impacto económico que el colectivo de escaladores deja en la ciudad de Cuenca.
2.- Tener un estudio con datos concretos de la aportación a la economía local en euros, detallado y verificable.
3.- Tener una base real para utilizarla en futuras negociaciones con las autoridades y organismos públicos y privados.
4.- Conocer la capacidad de convocatoria de la Asociación Escalada Sostenible..

Los objetivos de este estudio van desde los propios de la valoración económica a los de capacidad de convocatoria de la Asociación.

El documento final quiere servir como elemento de presentación del colectivo de escaladores en su vertiente económica, hasta ahora sólo se había analizado la deportiva y la de impacto ambiental de la actividad.



Parámetros del estudio:


a.- Espacio temporal: Mes de octubre de 2.013.
b.- Participantes: Escaladores anónimos voluntarios, no necesariamente socios de la Asociación.
c.- Objeto: Cualquier compra de cualquier producto. Consumo minorista en su grado más amplio, incluyendo hostelería.

Método de análisis:

Se decidió que hubiera dos formas de aportar los gastos realizados:

a.- Rellenar un Formulario, que se podía bajar desde la página de la Asociación, donde se especificaban datos del participante y se podían relacionar los gastos, importe y concepto.


b.- Entregar los tickets de cualquier tipo, facturas u otros documentos de pago o llevado a cabo en ese período por los escaladores, depositándolos en unos puntos habilitados para ello. Incluso algunos eran entregados en mano a los organizadores o a representantes de la Asociación Escalada Sostenible.

La forma de difusión fue a través de las páginas web de la propia Asociación y los patrocinadores de la misma, además del boca a boca entre los escaladores.


Recogida de datos


Se han contabilizado un total de 313 documentos de pago, perfectamente identificables, también se han recibido 22 más pero no se podía ver el importe o la procedencia que se han desechado. Sumado el total de los importes es 6.983 euros.

Los documentos están en poder de la Asociación, no los aportamos a este documento de análisis, pudiéndose examinar en cualquier momento. Hemos hecho un proceso de síntesis y constatado que se pueden agrupar en tres conceptos claros.


1.- Combustible.
2.- Hostelería y restauración: principalmente comidas y bebidas.
3.- Tienda: compras en tiendas de comestibles.
4.- Otros: compras en otras tiendas y sin incluir en las tres anteriores.


El resultado en números totales es el que se muestra en este cuadro:



La primera observación es la del escaso número de escaladores implicados y del número de documentos de pago recogidos.

La segunda está en la dificultad de hacer un llamamiento masivo a participar, aun teniendo en cuenta la buena aceptación de la iniciativa tras encuesta informal por parte de miembros de la Asociación Escalada Sostenible.

La tercera está en la base de la convocatoria: parece extraño que casi ningún participante haya aportado documentos de pago de otro tipo de tiendas, así como tampoco de hoteles, hostales u otros tipos de hostelería, así como no se encuentran de otros tipos de consumo distintos, tales como talleres de automóviles, materiales u herramientas o compras en comercio tradicional.

Por último indicar que la mayoría de los participantes alegaban haber olvidado pedir muchos tickets o facturas, o a veces recogerlas, manifestándolo verbalmente, indicando las cantidades, datos que no se pueden recoger como ciertos, pero sí sirven de base para hacer una proyección de datos estimados teniéndolos en cuenta.


Extrapolación de datos y proyección


Hagamos un sencillo análisis que nos sirva a identificar el comportamiento del escalador participante en el estudio.

a.- El número de tickets de participantes es de tres semanal, media obtenida suponiendo que en términos generales hay uno de combustible, uno de comidas y alguna compra, no es lineal pero sí parece homogéneo, esto hace que sean unos 25 escaladores cada fin de semana los que han participado.

El número de tickets es de 303 entre cuatro semanas del mes de octubre hacen un total de 76 a la semana (redondeando el decimal mayor), suponiendo las tres compras por escalador, hacen unos 25 escaladores cada fin de semana participando.

b.- El número de escaladores en un fin de semana sólo contando el número de vehículos aparcados en los sectores de escalada es mucho mayor: esos mismos fines de semana se veían mas de 50 en la hoz del Júcar, 25 en Valdecabras y 25 en la otra hoz, tirando por lo bajo suponemos dos escaladores por vehículo hacen 200 escaladores. Esto es ocho veces más que los que han participado. Utilicemos este multiplicador de “ocho veces” para un análisis proyectando datos.

La forma de hacer este recuento ha sido recorrer a media tarde, hora de máxima práctica deportiva, por las tres zonas de escalada mencionadas y hacer una media. Teniendo en cuenta que también se incluyen en esos aparcamientos vehículos de deportistas del club de piragüismo y otras disciplinas de bici o turistas sin más.

Un análisis lineal de esos escaladores, doscientos, nos llevaría a los siguientes números, resultado de multiplicar cada cifra por ocho, serían 2.504 tickets:


c.- Si utilizamos el mismo método, habría que multiplicar 55.870 € por doce meses, nos lleva a una cifra de 670.440 €.


Sondeos del equipo de la Asociación Escalada Sostenible:


Al analizar los datos hemos comprobado que hay una serie de gastos que al no llevar una factura tipo ticket o por no participar en la encuesta no han sido incluidos. Esto nos permite hace una proyección de posibles gastos que se han tenido en el mes de octubre, y, por extensión, su total anual.

a.- Escaladores que tienen viviendas alquiladas en Cuenca con el único objetivo de base de operaciones para escalar cuanto se lo permita su tiempo libre. Tenemos un regsitro de al menos 4 viviendas por un alquiler total de 1.500 euros mensual: 15.000 anual.

b.- Escaladores que pernoctan en Hoteles, hostales u otros establecimientos: tenemos constancia de que son varios. Un número normal puede ser entre cinco y diez, a una media de 45 euros la noche, hacen un máximo de 450 euros el fin de semana, 1.800 euros mes y un aproximado anual de 21.600 euros.

c.- Encuesta al gestor del bar del Alcampo: argumenta que son los fines de semana
cuando se concentran por la tarde los escaladores y que eso le lleva a doblar turno de camareros y la caja, sin darnos el dato, es la mayor de cualquier día de la semana, también nos explica que los sábados hay más gente en el centro comercial.

La realidad es que el bar del Alcampo está lleno de escaladores así como algunos hostales o mesones de la ciudad, habiéndose aportado pocos tickets de estos sitios en comparación con el primero.

d.- Talleres y reparaciones de vehículos: Sabemos de los problemas de algún escalador con averías de vehículos. Según estadísticas oficiales del sector de talleres podremos suponer un importe mensual de 600 euros, un importe anual de 7.200 euros.

e.- Compras de regalos y recuerdos: incluyendo el comercio tradicional y compras en todo tipo de tiendas. Un mínimo de 300 euros mensuales, en el año 3.600 euros.

f.- Hay constancia de escaladores que han comprado vivienda en Cuenca para pasar sus “días libres” escalando, teniendo que añadir como impuestos directos del Ayuntamiento de Cuenca y tributos locales. No añadimos en este estudio ninguno de estos conceptos.


Podemos suponer alguna más pero no hay datos constatables. El comercio y el consumo normal de un colectivo importante incluiría más conceptos, para nuestro estudio creo que es razonable estimar hasta aquí, aun sabiendo que con un universo estudiable más amplio y un grupo de implicados con más instrucciones los resultados probablemente sean mayores. Si añadimos estos conceptos a los de arriba el cuadro final quedaría:




Esto nos lleva a un dato de mucha mayor relevancia por su cuantía y por su carácter de repetitivo anualmente e incluso con un grado de crecimiento relativo. El escalador habitual tiene un carácter de repetir en las mismas zonas a diferencia del turista habitual consumidor de lugares de interés y de gastronomía local pero que una vez visitado un lugar no repite y busca nuevas propuestas


Es un hecho conocido por el colectivo de escaladores, no necesariamente por los profanos en esta materia, que el atractivo de las zonas de escalada es conseguir las ascensiones de algunas de sus vías y para ello necesitan de repetidos viajes a las mismas para ejercitarlas y conseguirlas.


Conclusiones:


Una vez hechas las consideraciones anteriores podemos extraer una serie de conclusiones y resultados a este estudio:

1.- Baja participación del número de escaladores.
2.- Baja aportación semanal: 313 entre cuatro semanas hace 78 compras.
3.- Extrapolación lineal año son 7.000 euros por 12, un total de 84.000 euros anuales

La expectación generada en el colectivo de escaladores no se ha correspondido con una participación masiva. El impacto generado de comunicación ha sido sensiblemente mayor, con gran repercusión en redes sociales, donde el número de visitas multiplica en más de diez veces la respuesta real.

El resultado con los documentos de pago recogidos ha sido poco reseñable. La proyección anual deja datos de escasa cuantía.

Si añadimos la valoración y estimación hecha por los autores de este estudio con su recogida de datos en las zonas de escalada durante los fines de semana de octubre de dos mil trece las conclusiones son distintas:

1.- El impacto en la actividad turística de Cuenca es importante.
2.- El deporte de la escalada genera un turismo de repetición: vuelve varios fines de semana. En contraste con el turismo cultural o gastronómico, que agota en una visita el potencial y es poco frecuente que repita.
3.- Existe un potencial de explotar el colectivo de escaladores: tanto por parte de los agentes turísticos de Cuenca como por parte de los escaladores al convertirlo en fuerza de negociación.
4.- La suma total (unos 60.000 euros mensuales, 721.000 anuales) estimada indica un importe de cuantía considerable en lo que supone el colectivo de escaladores en la ciudad de Cuenca.


martes, 11 de marzo de 2014

Ardillas en Espadelles y el precio de la gasolina


La ardilla ni se inmutó ante el grupo multinacional que estábamos a pie de vía en espadelles. Disfrutaba del cálido atardecer, el primero en varios días lluviosos y fríos, en la cadena de “pal este”. Tomó el camino directo a su madriguera, bajando el 8c en el sentido contrario que había tomado Dani Moreno unos minutos antes, se paró un momento, miró como si saludara y desapareció. Nos dejó la sonrisa a todos hasta que el sol enrojeció el fondo del horizonte y nos devolvió a la rutina de la vuelta a nuestras cosas.

Charlaba un minuto antes sobre los pasos y lo que cuesta hacerlos cuando esta ardilla me recordó, misterios de las asociaciones de ideas de nuestro cerebro, de lo que cuesta la gasolina, quizás por la expectativa de que baje que hay todos los años, quizás por lo eficiente que fue bajar en línea recta sin tener que pararse a chapar, puede que por la fama de ahorradoras que tienen las ardillas, ganada con justicia, recogiendo para el invierno.

Vayamos con el precio de la gasolina. Nos referimos a ésta cuando la mayoría lo que usamos es gasoil en nuestros vehículos. No obstante para el análisis que voy a hacer vamos a unificarlo y simplificarlo en el “petróleo”, que es, a la postre, de donde se obtienen ambos productos y que fija el precio de ambos.

Si vemos los precios del petróleo en enero de cada año desde 1.987, entenderemos que es difícil predecir a futuro el mismo, así como hacer una estimación. Intervienen factores políticos de los países implicados, geológicos de reservas que existen en el mundo y su coste de extracción, y económicos a nivel mundial, si hay crisis se consume menos y la demanda baja, por tanto su precio. Los analistas suelen decir que el precio se va a mantener estable en el año, cuando nunca ha pasado. Además de tanto en tanto alguna guerra en Oriente Medio o revolución en algún productor de petróleo hacen que aumente fuertemente, precio que vuelve al nivel anterior cuando finaliza el conflicto.

Este año se está manteniendo estable o con ligeras bajadas en el precio de origen. ¿Por qué no baja la gasolina?

Aquí entra en juego la segunda variable y es el dólar, sí si la moneda americana es clave. El petróleo se compra por barriles y se paga en dólares americanos, el precio se ha mantenido estable en el año, dólar arriba dólar abajo en los últimos meses, ¿por qué no baja la gasolina?

La gasolina o el gasoil lo pagamos en euros, no en dólares, y el euro se ha revalorizado con relación al dólar en casi un diez por ciento en estos meses. Si el petróleo cuesta los mismos dólares o alguno menos y pagamos en euros, que ahora por los mismos euros tenemos más dólares sigue la pregunta de por qué no baja la gasolina. Las grandes compañías de petróleo ganan un poco más en cada litro, no están muy interesadas en bajar el producto.

El estado y algunas comunidades autónomas cobran impuestos a la gasolina, en total el 43% en el gasoil y el 48% en la gasolina. Así que cuanto más caro sea más recaudan. Nos encontramos con un socio no interesado en intervenir demasiado. Cuales son los motivos del Estado, tiene intereses contrapuestos y quiere lo mismo y lo contrario a la vez. Por un lado el precio de los carburantes es un factor determinante en la composición del I.P.C., índice de precios al consumo, que, hasta hace poco, fijaba la subida de las pensiones entre otras cosas, que es el principal gasto del Estado, y por otra, si bajaran los precios como parece que tendría que ocurrir al bajar el precio del petróleo y subir el euro sobre el dólar, que reforzaría esa bajada, recaudaría menos impuestos y podría situar la inflación en tasas negativas, conocido como deflación, que es uno de los riesgos de una economía. Lo trato de explicar, si bajan los precios disminuye el consumo, al suponer los compradores de bienes y productos que es mejor esperar a que bajen más, eso produce nuevas bajadas de precios, que llevan a despidos y disminuciones de inversión porque hay menos demanda.

Vaya lío me decían a pie de vía. Sí, no es fácil explicar qué ocurre en la economía. Y menos cuando de vuelta a casa paré en Fraga a echar gasoil en la cooperativa de allí y le precio estaba un 9% más barato que en el resto de la zona y un 12% más barato que en la comunidad autónoma con impuesto añadido al combustible. Es evidente que ganan dinero, si no no lo harían, y eso lleva a preguntarse por qué no lo hacen las grandes petroleras.

La ardilla de Margalef nos contestaría con inteligencia sin palabras, recoge ahora que hay abundancia, almacena para cuando no haya y no depende de los precios, sólo que haya árboles. Claro que el depósito de la furgo sólo caben setenta litros y no pude llenar para otros viajes.

jueves, 27 de febrero de 2014

Entre la Franja y la Quebrantahuesos


Los días de invierno son cortos y fríos. Este año además aderezados por un continuo de borrascas atlánticas, visitantes rápidos y continuos de nuestras escuelas. Nos han dejado sin muchos días para escalar, los pantanos llenos de agua, oro para el verano, y tiempo para encerrarse, con nuestros proyectos en mente, en los tablones de presas, programas de entrenamiento y bloques sin resolver.

El año avanza. Los problemas o situaciones crecen, se perpetúan y algunos nacen al albor de nuevas regulaciones, es raro que alguno se resuelva. Dividido mi tiempo entre dinámicos al último lateral de la Franja de Gaza y bajadas por la Quebrantahuesos de Cerler, el año pasado ambos en el horizonte, hoy proyectos en curso tras un período de aclimatación y aprendizaje con mi instructor sueco de esquí, genio en su visión de los españoles y nuestra forma de vida, vuelvo a la escritura de la gestión económica en la escalada deportiva. Período invernal superado en su rigor más intenso.

Me contaba Jesús, instructor en Cerler, que cada año va menos gente a esquiar a esa estación mientras sigue creciendo la afluencia al resto de Aramón. Tenía clara la solución, mejorar el acceso por carretera al valle de Benasque, auténtica ratonera en sus últimos kilómetros, ya que ahora es el principal elemento disuasorio a la hora de comparar con otras estaciones no situadas tan al interior de Pirineos. Inteligencia en el análisis de la situación y de su solución. Pendiente de una dotación presupuestaria pública y de una gestión política y administrativa para el impulso de una zona.

Aparcado en Valdecabras Sur, junto a otros treinta y cinco vehículos, leo la llamada de la Asociación de Escalada Sostenible de la Zona Centro a la renovación de socios, después del impulso inicial toca renovar, seguir apoyando la labor difícil, constante y tan ingrata de los que pelean con las administraciones públicas, propietarios de terrenos, regulaciones y prohibiciones, que nos afectan de forma permanente. Nuestra voz debe seguir siendo conjunta y expuesta como colectivo interesado. La constancia es la clave para el éxito a medio y largo plazo.

Cuenca sigue cambiando, creciendo, mejorando incluso la calidad de sus vías y sectores. El proyecto Tiketea Cuenca, en fase de análisis los escasos datos que se aportaron por un grupo de voluntarios, fue un intento de contabilizar el impacto en las cuentas de la ciudad y sus alrededores, en próximas fechas lanzaremos las primeras conclusiones, éxito en el planteamiento, no tanto en el desarrollo del mismo.

Luces y sombras. Días de lluvia que anticipan una cercana primavera. Marcho para Margalef. Hablaré con el Lechero, el alcalde, a ver cómo va el problema de la recogida de basuras. Uno más de los temas pendientes del año, requeridos de gestión y afrontar el problema, no pasar de lado para que lo resuelva el paso del tiempo, nuestro peor enemigo.

Luces y sombras al atardecer en Valdecabras Sur