martes, 13 de mayo de 2014

Cárabos en el camino


Cuentan que en una reunión de la Asociación de Escalada Sostenible con responsables de Medio Ambiente en Cuenca sobre temas varios, como rezaba el orden del día, que, al llegar al punto del posible levantamiento parcial de la prohibición de escalar en el Sector Piscinas, el funcionario de turno argumentó que era el entorno de nidificación de una pareja de cárabos, quizás la única en la hoz. Acto seguido explicó que este bello ave nocturno rapaz todavía no había decidido este año donde nidificar y que había que estar a la expectativa. “Vamos, que no sabéis dónde está”, fue la repuesta de uno de los representantes de los escaladores. Ante la mirada atónita y sorprendida de los funcionarios les explicó que él sí sabía dónde estaba y ya había nidificado.

La reunión siguió como siguen las cosas que no tienen ningún sentido, como canta Sabina, y se acordó que en un futuro se acordaría lo que hubiera que acordar. Una foto para el blog, y apretón de manos, una declaración del tremendo avance y acuerdo, y la vida sigue igual. No se puede escalar en Piscinas.

Buscábamos la sombra de la mañana en el Camino, sector clásico conquense, compartido por viandantes, runners, ciclistas, escaladores y canoas por el río. Empezamos a escalar en una vía no muy frecuentada y para nuestra sorpresa, cerca de la reunión, exactamente a un metro a su izquierda, de un agujero salió volando lo que nos pareció un ave nocturna rapaz. No soy buen ornitólogo así que no sé si es un Strix Aluco (Cárabo en su nombre en latín) u otro tipo. Seguramente no lo fuera. Una lechuza seguro que sí, y ese es el nombre común que usamos para unos pocos de estos tipos de aves. Me gusta pensar que una vez nos fuimos, poniendo un cartel con esparadrapo con la palabra “nido” escrita a boli, no llevábamos una llave para desequipar la vía, e informar a la AESZC, los tres huevos del nido volvieron a ser cubiertos por el manto protector de la madre.

No sé si hay que cerrar temporalmente el Camino y abrir el sector Piscinas, sí tengo claro que el monolito y los que hay a su alrededor habría que desequiparlos hasta que el nido esté vacío. Nuestra lechuza ha sido capaz de buscar otro sitio para anidar más cerca de la aglomeración que la soledad creada para ella en las Piscinas, sorpresas de los animales en libertad.

Acabamos el día duro de escalada sin pasar por el Alcampo, curiosa forma de espantarnos, no ha hecho falta una norma escrita, sin más nos hemos buscado otro lugar. Aparcando en la playa municipal, que así se llama el conquistado territorio para el colectivo fanático, que fin de semana sí y fin de semana también, donde se duerme, se celebran los éxitos, se discute del grado y de los movimientos y se comparte la tranquilidad de la noche conquense y la hospitalidad creciente de la ciudad.

Debemos cambiar el nombre del parking de piscinas por el de Rincón del Cárabo, ahora que ya no se multa por pernoctar en la ciudad y que los escaladores cuidan y mantienen. El parking se llena por las noches, se vacía por el día, en un ritmo acorde a las horas de insolación y al distinto ritmo de sus ocupantes. Puedes oír flamenco a viva voz, conversar con algún habitual de las páginas de encadenes de alta dificultad, conseguir referencias de lugares y vías, o simplemente compartir cerveza o café, según la hora con compañeros de oficio, no necesariamente de cordada.

Puedes ver a José Yáñez facilitando la guía nueva de Cuenca, trabajo fino para Desnivel, mejorando las publicaciones hasta la fecha, con calidad en las imágenes, en la información de las vías, en las recomendaciones, en la introducción motivante del primero de la fila de esta zona, de nuevo “on fire” por decisión propia, que espero sea un éxito de ventas para la editorial y llene la escuela de gentes, aun cuando ello nos lleve a tener que gestionar los problemas de la aglomeración.

Algo sigue cambiando. Cuenca crece y mejora, referente mundial de lugar para escalar en su sentido amplio, vías, alojamiento, restauración, ambiente fanático y belleza tanto del entorno como de la milenaria ciudad, Patrimonio de la Humanidad.

Me subo a la ermita, allí pasaré los meses de calor. Me declaro penitente on fire, con permiso de Luis Alfonso, hasta que consiga subirme por alguna de sus propuestas. Tengo tiempo, ganas y motivación. Allí os espero.

Parking del Cárabo