jueves, 28 de julio de 2016

Señales de humo

El asfalto se derrite bajo el sol abrasador de las calles de Madrid. Las torres de cristal y metal se difuminan en una pátina de calor, el cielo azul claro se aleja huyendo de la tierra. Las alpargatas se funden y amenazan con quedarse hundidas. No puedo salir volando, las aves hace días que abandonaron la ciudad, sólo las cigüeñas dudan si partir hacia África o dormir hasta el invierno.

Humo en Madrid
Una nube de humo ha pincelado el horizonte, el aire caliente la ha atrapado cerca del suelo, arde algún edificio lejano, sonido de bomberos, más calor en este infierno estival que se repite año tras año.

La vida mercenaria es así, lejos de los mares del sur de mis años piratas, cuidando las heridas de los años de combate. Refugiado en el proceso aspiro a volver, el ave fénix renace de sus cenizas, yo no llegaré a ellas, no quiero cruzar la última barrera.

Recuerdo chorreras de verano, forjadas en las lluvias del otoño, cinceladas en los hielos del invierno, moldeadas en la primavera. Blancas de magnesio y gente, sonríen en el hormiguero de escaladores, en fila interminable.

El fuego purifica, antiguos dioses reclaman su tributo, el humo se lleva los malos presagios. Esperaré paciente a la nueva estación y me uniré a los que sonríen al calor y al frío, a las adversidades y los éxitos, a los que saben leer señales de humo.